miércoles, 22 de noviembre de 2017

ALBOLODUY RECIBE LAS RELIQUIAS DE SU PÁRROCO MÁRTIR, D. ÁNGEL NOGUERA Y DE OTROS CUATRO BEATOS MÁRTIRES

El pasado fin de semana (sábado 11 de noviembre) la Parroquia de San Juan Bautista de Alboloduy se vistió con sus mejores galas para recibir la sagrada reliquia del Beato Ángel Noguera Gallegos, su Párroco Mártir. Todo el pueblo inundó el espacioso templo para tan magno acontecimiento. Asistió la Alcaldesa, Dª Sonia Guil, los emocionados familiares de los Beatos Mártires y la totalidad de las Cofradías acelgueras.
La Santa Misa fue presidida por el Párroco, D. Andrés Francisco Rodríguez Quesada, y cantada por el Coro Parroquial. En la homilía se destacó el carácter sacerdotal de los Beatos, así como su coherencia martirial en aquellas difíciles jornadas de nuestra historia común.


Tras la solemne Eucaristía, los niños del pueblo realizaron una conmovedora ofrenda de coronas de laurel y cirios ante el primoroso altar que acogía la memoria de los Beatos Mártires. Sobre éste se situaba la sagrada reliquia del Beato Ángel en la teca que el Sr. Obispo entregó a la Parroquia. También se encontraba el banderín de cantamisano del Beato José Gómez Matarín, así como la banda de su ordenación, el recordatorio de su Primera Misa y su Breviario. Los fieles pudieron venerar con devoción la sagrada reliquia, siendo obsequiados con un tríptico que sintetiza las biografías de los Beatos Mártires y reproduce las fotografías de sus rostros.
Concluido el acto devocional el Párroco de la Concepción de Albox, D. Antonio Jesús Saldaña Martínez, impartió una conferencia acerca de la Persecución Religiosa del siglo XX en España y presentó una atractiva biografía de cada uno de los Beatos Mártires de Alboloduy. Comenzó por la figura del Párroco, el Beato Ángel Noguera Gallego, que había llegado un año antes al pueblo y que murió mártir con tan solo veintisiete años. Continúo con la biografía del Beato José Gómez Matarín, presbítero nacido en Alboloduy y que fue Párroco de Íllar. Después habló del Beato Antonio García Padilla, que también nació en el pueblo y fue Párroco de Huércal de Almería. Terminó trazando la trayectoria del Beato Francisco Manzano Cruz, abderitano que fue Coadjutor de Alboloduy y, desde allí, preparó para su ingreso en el Seminario al célebre Monseñor D. Alberto Gómez Matarín.

Finalmente, el Párroco cerró la velada con una invitación a recoger la memoria de los Beatos Mártires de Alboloduy y difundir su devoción a las nuevas generaciones.

viernes, 17 de noviembre de 2017

FIESTA DEL BEATO ANGEL NOGUERA GALLEGOS.

6 DE NOVIEMBRE: 
CELEBRACIÓN LITÚRGICA DEL BEATO  JOSÉ ÁLVAREZ BENAVIDES, PRESBÍTERO Y COMPAÑEROS MÁRTIRES DE ALMERÍA.

Cuando aún recordamos con emoción y agradecimiento los actos de Beatificación del pasado 25 de marzo, la Iglesia de Almería volvía a convocarnos para celebrar el don de nuestros mártires, y esta vez en el día en el que se recordaba su memoria litúrgica,  el 6 de noviembre: “José Álvarez-Benavides, presbítero y compañeros mártires
Para nosotros era un día de fiesta y así nos proponíamos vivirlo, trasladándonos desde Granada a Almería.



En el templo catedralicio, D. Adolfo celebraba la Santa Misa acompañado de muchos sacerdotes y numerosos fieles, entre los que se encontraban familiares de los mártires.
Terminada la Eucaristía, en un ambiente de peregrinación, nos dirigimos a la Iglesia Rectoral de San Miguel Arcángel de San Miguel de las Salinas en el Cabo de Gata, donde se procedió a la entrega a los familiares y párrocos, de tecas con reliquias de los Beatos que fueron identificados. D. Adolfo explico que no se han podido recuperar e identificar un gran número de cuerpos enterrados en fosas comunes.



Fue un emotivo momento de oración de acción de gracias y de alabanza, también de súplica de intercesión de nuestros mártires.



Terminada la entrega de las reliquias, se procedió a la bendición de la cripta martirial que acoge los restos de los Mártires, a la que accedimos todos los asistentes en una actitud de recogimiento, de oración y suplica para que intercedan por nosotros.



Costará trabajo olvidar esta mañana por la experiencia vivida, por el recuerdo de nuestros familiares, sobre todo por los que los acompañaron esos días de dolor y sufrimiento y que hoy ya no están entre nosotros, como es el caso de Antonia, la hermana del Beato Ángel Noguera.




jueves, 2 de noviembre de 2017

PALABRA DE VIDA DE NOVIEMBRE DE 20I7.

«El mayor entre vosotros será vuestro servidor» (Mt 23,11).
Dirigiéndose a la muchedumbre que lo seguía, Jesús anunciaba la novedad del estilo de vida de quienes quieren ser sus discípulos, un estilo «a contracorriente» con respecto a la mentalidad más difundida (cf. Mt 23,1-12).
En su tiempo, al igual que hoy, era común hacer discursos moralistas y luego no vivir con coherencia, sino más bien buscar para uno mismo puestos de prestigio social, modos de destacar y de servirse de los demás para conseguir ventajas personales.
Jesús les pide a los suyos una lógica completamente distinta en las relaciones con los demás; la que Él mismo vivió:

La imagen es de la red
«El mayor entre vosotros será vuestro servidor»,
En un encuentro con personas deseosas de descubrir cómo vivir el Evangelio, Chiara Lubich compartió así su experiencia espiritual:
«Debemos dirigir siempre la mirada al único Padre de muchos hijos. Después, mirar a todas las criaturas como hijas del único Padre... Jesús, modelo nuestro, nos enseñó solo dos cosas, que son una: a ser hijos de un solo Padre y a ser hermanos los unos de los otros... Así pues, Dios nos llamaba a la fraternidad universal».
Aquí está la novedad: en amar a todos como hizo Jesús, porque todos -tú, yo, cualquier persona en esta tierra- son hijos de Dios, amados y esperados por Él desde siempre.
Así descubrimos que el hermano al que hay que amar concretamente, con los músculos, es cada una de las personas que se cruzan con nosotros cada día. Es mi padre, mi suegra, mi hijo pequeño o ese más rebelde; el preso, el mendigo, el discapacitado; el jefe y la señora de la limpieza; el compañero de partido y quien tiene ideas políticas distintas de las mías; el que es de mi credo y cultura y también el extranjero.
La actitud propiamente cristiana para amar al hermano es servirle:

La imagen es de la red
«El mayor entre vosotros será vuestro servidor»,
Dice, también Chiara: «Aspirar continuamente al primado evangélico poniéndonos lo más posible al servicio del prójimo [...] Y ¿cuál es el mejor modo de servir? Hacernos uno con cada persona con que nos encontramos, sintiendo en nosotros sus sentimientos: resolverlos como cosa nuestra, que hemos hecho nuestra por amor [...] Es decir, dejar de vivir replegados en nosotros mismos, procurar llevar sus pesos y compartir sus alegrías».
Cualquier capacidad y cualidad positiva que tengamos, todo aquello por lo que podríamos sentirnos «grandes», es una oportunidad de servicio irrenunciable: la experiencia en el trabajo, la sensibilidad artística, la cultura; así como la capacidad de sonreír y de hacer reír; el tiempo que dedicamos a escuchar a alguien que duda o que sufre; las energías de la juventud, como también la potencia de la oración cuando fallan las fuerzas físicas.
«El mayor entre vosotros será vuestro servidor».
Y este amor evangélico desinteresado enciende antes o después en el corazón del hermano el mismo deseo de compartir, renueva las relaciones en la familia, en la parroquia, en los lugares de trabajo o de diversión, y sienta las bases de una nueva sociedad.
Cuenta Hermez, un adolescente de Oriente Próximo: «Era domingo, y nada más despertarme le pedí a Jesús que me iluminase para amar todo el día. Mis padres se habían ido a misa y se me ocurrió limpiar y ordenar la casa. Procuré esmerarme en los detalles y ¡hasta puse flores en la mesa! Luego preparé el desayuno disponiéndolo bien todo. Cuando volvieron mis padres, se mostraron sorprendidos y felices. Aquel domingo desayunamos con una alegría como nunca, dialogamos sobre muchas cosas, y pude compartir con ellos los gestos de amor que había hecho durante toda la semana. Aquel pequeño acto de amor le había dado el tono a un día espléndido».

LETIZIA MAGRI