miércoles, 2 de abril de 2025

PALABRA DE VIDA DE ABRIL DE 2025.

 «Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» 

(ls 43, 19).


El exilio en Babilonia y la destrucción del templo de Jerusalén habían provocado en el pueblo de Israel un trauma colectivo y les había planteado un interrogante teológico: ¿sigue estando Dios con nosotros, o nos ha abandonado? El fin de esta parte del libro de Isaías es ayudar al pueblo a entender lo que Dios está obrando, a fiarse de Él y así poder volver a la patria. Y precisamente en la experiencia del exilio es donde se revela el rostro de Dios creador y salvador.

«Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?».

Isaías recuerda el amor fiel de Dios por su pueblo. Su fidelidad se mantiene constante incluso durante el tiempo dramático del exilio. Aunque las promesas que había hecho a Abrahán se ven inalcanzables y el pacto de la Alianza pasa por momentos críticos, el pueblo de Israel sigue siendo un lugar especialmente privilegiado de la presencia de Dios en la historia. El libro profético aborda preguntas existenciales, fundamentales no solo para aquel tiempo: ¿quién lleva las riendas del discurrir y del sentido de la historia? Esta pregunta se puede plantear también a título personal: ¿quién tiene en mano el destino de mi vida? ¿Qué sentido tiene lo que estoy viviendo o lo que he vivido?

«Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?».

Dios actúa constantemente en la vida de cada uno, haciendo «algo nuevo». No siempre nos damos cuenta o conseguimos entender su sentido y su alcance porque aún son brotes o porque no estamos dispuestos a reconocer lo que Él está obrando. Distraídos por cosas que nos suceden, por las mil preocupaciones que nos atenazan el alma, por pensamientos que nos importunan, quizá no nos paramos suficientemente a observar esos brotes, que son la certeza de su presencia. Él nunca nos ha abandonado, y crea y recrea una y otra vez nuestra vida.

«Nosotros somos ese "algo nuevo", la "nueva creación" que Dios ha engendrado. [...] No sigamos mirando al pasado añorando todo lo bello que nos ha sucedido o lamentando nuestros fallos: creamos con fuerza en la acción de Dios, que puede seguir realizando algo nuevo»[1].

«Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?».

Junto con quienes comparten con nosotros el camino de nuestra existencia, nuestra comunidad, los amigos y los compañeros de trabajo, hagamos la prueba de trabajar, compartir y no perder la confianza de que las cosas pueden cambiar a mejor.

2025 es un año especial porque la fecha de la Pascua ortodoxa coincide con la de las otras denominaciones cristianas. Que este acontecimiento, la fiesta de la Pascua común, pueda ser un testimonio de la voluntad de las Iglesias por continuar dialogando sin descanso para afrontar juntos los desafíos de la humanidad y promover acciones conjuntas. Preparémonos, pues, a vivir este tiempo pascual con alegría plena, fe y esperanza. Así como Cristo ha resucitado, también nosotros, después de haber atravesado nuestros desiertos, dejémonos acompañar en este viaje por Aquel que guía la historia y nuestra vida.

 

Patrizia Mazzola y el equipo de la Palabra de vida



[1] Cf. C. Lubich, Palabra de vida, marzo 2004: Ciudad Nueva n. 407 (2004/3), p. 23.

lunes, 3 de marzo de 2025

PALABRA DE VIDA DE MARZO DE 2025 ,

 «¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?» (Lc 6,41).

Jesús baja de la montaña tras una noche de oración y elige a sus discípulos. Al llegar a una llanura les dirige un largo discurso que comienza con las Bienaventuranzas.

En el texto de Lucas son solo cuatro y se refieren a los pobres, los que tienen hambre, los que sufren y los afligidos, y añade otras tantas advertencias a los ricos, los hartos y los arrogantes (Lc 6, 20-26). Jesús convierte esta predilección de Dios por los últimos en su misión cuando, en la sinagoga de Nazaret (Lc 4, 16-21), afirma que está lleno del Espíritu del Señor y que trae a los pobres la buena nueva, la liberación a los cautivos y la libertad a los oprimidos.

Luego exhorta a sus discípulos a amar incluso a los enemigos (Lc 6,27-35), un mensaje que se inspira en el comportamiento del Padre celestial: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo» (Lc 6,36).

Esta afirmación es también el punto de partida de lo que sigue: «No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados» (Lc 6, 37). Luego, Jesús amonesta mediante una imagen intencionadamente disparatada:

«¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?».

Jesús conoce nuestro corazón de verdad. ¡Cuántas veces hacemos esta triste experiencia! Es fácil criticar errores y debilidades en un hermano o en una hermana sin tener en cuenta que así nos atribuimos una prerrogativa que corresponde solo a Dios. Para «sacarnos la viga» del ojo nos hace falta ser conscientes de que somos pecadores necesitados del perdón de Dios. Solo quien se da cuenta de su propia «viga» podrá entender sin juzgar y sin exagerar las fragilidades y flaquezas propias y de los demás.

Pero Jesús no invita a cerrar los ojos y dejar correr las cosas. Quiere que nos ayudemos mutuamente a llevar una vida nueva. También el apóstol Pablo pide con insistencia que nos preocupemos de corregir a los indisciplinados, confortar a los pusilánimes, sostener a los débiles y ser pacientes con todos (cf. 1 Ts 5, 14).

«¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?»

¿Cómo poner en práctica esta Palabra de Vida?

En este tiempo de Cuaresma, podemos pedirle a Jesús que nos enseñe a ver a los demás como Él los ve, como Dios los ve. Y su mirada es una mirada de amor. Luego, para ayudarnos mutuamente, podríamos restablecer una práctica que fue determinante para el primer grupo de chicas de los Focolares en Trento.

«En los inicios -cuenta Chiara Lubich a un grupo de amigos musulmanes- no siempre era fácil vivir la radicalidad del amor. [...] También entre nosotras y en nuestras relaciones podía depositarse algo de polvo, y la unidad podía languidecer. Esto ocurría, por ejemplo, cuando nos dábamos cuenta de los defectos e imperfecciones de los demás y los juzgábamos, de modo que la corriente de amor recíproco se enfriaba. Para reaccionar ante esta situación se nos ocurrió un día sellar un pacto entre nosotras, y lo llamamos «pacto de misericordia». Decidimos, cada mañana, ver nuevo al prójimo con el que nos encontrásemos -en casa, en clase, en el trabajo, etc.- y no recordar en absoluto sus defectos, sino cubrirlo todo con el amor. [...] Era un compromiso fuerte, que asumimos todas juntas y que nos ayudaba a ser siempre las primeras en amar, a imitación de Dios misericordioso, el cual perdona y olvida»[1].

 

Augusto Parody y el equipo de la Palabra de Vida



[1] C. LUBICH, «El amor al prójimo», Charla con un grupo de musulmanes. Castel Gandolfo 1-11- 2002. Cf. El amor recíproco, Ciudad Nueva, Madrid 2013, pp. 109-110.

viernes, 7 de febrero de 2025

PALABRA DE VIDA DE FEBRERO DE 2025.

 

«Examinadlo todo y quedaos con lo bueno» (1 Ts 5, 21).

La Palabra de este mes está tomada de una serie de recomendaciones finales que el apóstol Pablo da a la comunidad de los tesalonicenses: «No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo género de mal» (1 Ts 5, 19-22). Profecía y discernimiento, diálogo y escucha. Estas son las indicaciones de Pablo a una comunidad que había emprendido hacía poco el camino de la fe.

Entre los variados dones del Espíritu, Pablo estimaba mucho el de la profecía[1]. El profeta no es aquel que prevé el futuro, sino más bien quien tiene el don de ver y entender la historia personal y colectiva desde el punto de vista de Dios.

Pero todos los dones están guiados por el don más grande, la caridad, el amor fraterno (cf. 1 Co 13). Agustín de Hipona afirma que solo la caridad permite discernir qué actitud tomar ante cada situación[2].

«Examinadlo todo y quedaos con lo bueno»

Hace falta estar en condiciones de mirar no solo los dones personales, sino también el gran potencial y la complejidad de visiones y opiniones que se abren ante nosotros, en aquellas personas que tenemos al lado y con las cuales nos confrontamos, incluso en personas con las que nos cruzamos por casualidad. Es importante mantener con todas la autenticidad del corazón y también ser conscientes de nuestro punto de vista limitado.

Podríamos adoptar esta Palabra de vida como lema en cualquier situación de diálogo y de confrontación. Escuchar al otro, no necesariamente para aceptarlo todo, pero sí sabiendo que es posible encontrar algo bueno en lo que dice, favorece una apertura mental y del corazón.

Es hacer el vacío dentro de nosotros por amor y así tener la posibilidad de construir algo juntos.

«Examinadlo todo y quedaos con lo bueno»

El padre Timothy Radcliffe, uno de los teólogos que participaron en el Sínodo de los Obispos de la Iglesia Católica, ha afirmado que «lo más valiente que podemos hacer en este sínodo es ser sinceros entre nosotros respecto a nuestras dudas y preguntas, aquellas para las que no tenemos respuestas claras. Entonces nos acercaremos como compañeros de búsqueda y mendigos de la verdad»[3].

En una charla con focolarinos, Margaret Karram comentó así esta reflexión: «Pensando en ello, me he dado cuenta de que muchas veces no he tenido el valor de decir verdaderamente lo que pensaba: quizá por temor a no ser entendida, o tal vez para no decir algo completamente distinto de la opinión de la mayoría. He entendido que ser "mendigos de la verdad" significa tener los unos con los otros esa actitud de proximidad en la que todos queremos lo que Dios quiere, en la que todos juntos buscamos el bien»[4].

«Examinadlo todo y quedaos con lo bueno».

Es la experiencia de Antía, que participa en el grupo de artes escénicas Mosaico, nacido en España en 2017 como Gen Rosso Local Project. Está compuesto por jóvenes que ofrecen su experiencia de fraternidad a través de su arte y de sus talleres. Antía nos cuenta: «Es la conexión con mis valores: un mundo fraterno, dando cada uno (sea muy joven, inexperta, vulnerable...) su aportación a este proyecto. Mosaico me hace tener fe en que un mundo más unido no es una utopía, a pesar de las dificultades y el gran trabajo que conlleva. He crecido trabajando en equipo, con diálogo brutal y renunciando a esas ideas mías que consideraba las mejores. Y es que "lo bueno" se construye pieza a pieza entre todos»[5].

 

Patrizia Mazzola y el equipo de la Palabra de vida



[1] Cf. JUAN PABLO II, Audiencia general, 24-6-1992, n. 7.

[2] AGUSTÍN DE HIPONA, Ep. Jo., 7, 8.

[3] T. RADCLlFFE, Meditazione n. 3, Amicizia, Sinodo dei Vescovi, Sacrofano 2-10-2023.

[4] M. KARRAM (presidenta del Movimiento de los Focolares). Charla con los focolarinos, Rocca di Papa 3-2-2024.

[5] Mosaico GRPL forma parte del proyecto Fuertes sin violencia, que organiza talleres multidisciplinares con jóvenes durante tres días, procurando transmitir valores como la no-violencia, la paz y el diálogo a través del arte Cf. revista LAR, n. 1, Primavera 2024, p. 11.

miércoles, 1 de enero de 2025

PALABRA DE VIDA DE ENERO DE 2025.

 

La imagen es de Fano

«¿Crees esto?» (Jn 11,26).

Jesús está llegando a Betania, donde Lázaro lleva muerto cuatro días. Informada de ello, su hermana Marta corre esperanzada a su encuentro. Jesús los quería mucho a ella, a su hermana María y a Lázaro, como subraya el Evangelio (cf Jn 11, 5). Aun en medio del dolor, Marta manifiesta al Señor su confianza en Él, convencida de que si hubiese estado presente antes de morir su hermano, este seguiría vivo, pero que incluso ahora, cualquier petición que hiciera a Dios sería atendida. «Tu hermano resucitará» (Jn 11,23), afirma entonces Jesús.

«¿Crees esto?»

Después de haber aclarado que se refiere a la vuelta de Lázaro a la vida física aquí y ahora, y no solo a la que le espera al creyente después de la muerte, Jesús le pide a María la adhesión de la fe, y no solo para realizar uno de sus milagros -que el evangelista Juan llama «signos»-, sino para otorgarle a ella, como a todos los creyentes, una vida nueva y la resurrección. «Yo soy la resurrección y la vida» (Jn 11, 25), afirma Jesús. Y la fe que le pide es una relación personal con él, una adhesión activa y dinámica. Creer no es como aceptar un contrato que se firma una vez y ya no se vuelve a mirar, sino un hecho que transforma e impregna la vida diaria.

«¿Crees esto?»

Jesús invita a vivir una vida nueva aquí y ahora. Nos invita a experimentarla cada día, sabiendo que, como hemos vuelto a descubrir en Navidad, él mismo nos la ha traído, tomando la iniciativa de venir a buscarnos y viniendo entre nosotros.

¿Cómo responder a su pregunta? Miremos a Marta, la hermana de Lázaro. En el diálogo con Jesús le brota una profesión de fe plena en él. El original griego la expresa aún con más fuerza. El «yo creo» que ella pronuncia significa «he alcanzado a creer», «creo firmemente» que «tú eres el Cristo, el Hijo de Dios que iba a venir al mundo» (cf Jn 11, 27), con todas las consecuencias. Es una convicción madurada con el tiempo, puesta a prueba en las diversas circunstancias que ha afrontado en la vida.

El Señor me dirige su pregunta también a mí. También a mí me pide una confianza generosa en él y la adhesión a su estilo de vida, fundado en el amor generoso y concreto a todos. La perseverancia madurará mi fe, que se reforzará al constatar día tras día la verdad de las palabras de Jesús puestas en práctica, y que no dejará de expresarse en mi actuar diario con todos. Para empezar, podemos hacer nuestra la oración de los apóstoles a Jesús: «Auméntanos la fe» (Lc 17, 5).

«¿Crees esto?»

«Una de mis hijas había perdido el trabajo a la vez que todos sus compañeros, ya que el gobierno había cerrado la agencia pública donde trabajaban -cuenta Patricia, de Latinoamérica-. Como forma de protesta, habían organizado una acampada ante la sede. Yo procuraba apoyarlos participando en algunas de sus actividades, llevándoles comida o simplemente parándome a hablar con ellos. El Jueves Santo, un grupo de sacerdotes que los acompañaba decidió celebrar una ceremonia en la que se ofrecían también espacios de escucha, se leyó el Evangelio y se llevó a cabo el gesto del lavatorio de pies en recuerdo de lo que había hecho Jesús. La mayor parte de los presentes no eran personas religiosas; sin embargo, fue un momento de profunda unión, fraternidad y esperanza. Se sintieron abrazados, y, emocionados, daban las gracias a aquellos sacerdotes que los acompañaban en medio de la incertidumbre y el sufrimiento».

Esta palabra de Jesús ha sido elegida lema para la Semana de oración por la unidad de los cristianos de 2025. Así pues, recemos y apliquémonos para que nuestra creencia común nos mueva a buscar la fraternidad con todos: esta es la propuesta y el deseo de Dios para la humanidad, pero requiere nuestra adhesión. La oración y la acción serán eficaces si nacen de esta confianza en Dios y de nuestro actuar en consecuencia.

Silvano Malini y el equipo de la Palabra de vida