lunes, 29 de julio de 2019

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

LO QUE VOS QUERÁIS, SEÑOR


Lo que vos queráis, Señor,
sea lo que vos queráis.
Si queréis que, entre las rosas ría
hacia los matinales resplandores de la aurora,
sea lo que vos queráis.

Si queréis que entre los cardos sangre,
hacia las insondables sombras de la noche eterna,
sea lo que vos queráis.

Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme,
gracias por todo y por nada.
Lo que vos queráis, Señor,
Sea lo que vos queráis.

domingo, 28 de julio de 2019

LOS MÁRTIRES: TESTIGOS DE DIOS.


Apuraron hasta la última gota del cáliz.
Cuando hablamos de mártires siempre se nos viene a la mente las persecuciones en el coliseo romano, o las masacres de cristianos de otras épocas, como la de nuestros mártires del Siglo XX en España. Pero no es raro ver en el telediario como en tal lugar, han matado a un sacerdote o a una religiosa, o esa bomba que que ha explotado mientras se estaba celebrando la Pascua en una iglesia egipcia.
La prueba del martirio sigue visitando a los cristianos.

Ante esto es necesario contar su testimonio, no podemos silenciar estas muertes, por muy atroces que nos puedan parecer. Nosotros, como los primeros cristianos, tenemos que honrar a nuestros mártires.
Si nuestro único altar es Cristo, cada cristiano es un altar espiritual, llamados a llevar una vida santa. Nuestros mártires son piedras vivas de la Iglesia. Ellos llevaron al extremo el memorial de la muerte del Señor.
Nosotros, mirándolos, podemos hacer nuestras las palabras del político pakistaní Shahbaz Bhatti, asesinado en marzo de 2011, por islamistas a causa de su oposición a la ley de la blasfemia y por su defensa de Asia Bibi, el no calló ante la contra la ley de la Blasfemia como una herramienta de violencia contra las minorías, especialmente contra los cristianos reconociendo que le podía costar la vida. Y llevó su compromiso hasta el extremo de costarle la vida.
 Se me han propuesto – escribía – altos cargos en el Gobierno, y se me ha pedido que abandone mi batalla, pero yo siempre me he negado, incluso a riesgo de mi propia vida. No quiero popularidad, no quiero posiciones de poder. Sólo quiero un lugar a los pies de Jesús. Quiero que mi vida, mi carácter, mis acciones hablen por mí y digan que estoy siguiendo a Jesucristo. Este deseo es tan fuerte en mí que me consideraría privilegiado si, en este esfuerzo mío y en esta batalla mía por ayudar a los necesitados, los pobres, los cristianos perseguidos de mi país, Jesús quisiera aceptar el sacrificio de mi vida. Quiero vivir para Cristo y quiero morir por Él”.
Los mártires son de Dios.
Paco H.

jueves, 25 de julio de 2019

“LOS DONES DE DIOS”

La imagen es de la RED

Un hombre entró en un local y vio a un señor en el mostrador. Maravillado con la belleza del lugar, preguntó:
-Señor, que se vende aquí...???
-Los dones de Dios. Le respondió el señor.
-Cuánto cuestan? volvió a preguntar
-No cuestan nada...!!! Aquí todo es gratis...!!!
El hombre contempló el local y vio que había jarros de amor, frascos de fe, paquetes de esperanza, cajitas de salvación, mucha sabiduría, fardos de perdón, paquetes grandes de paz y muchos otros dones.
El hombre, maravillado con todo aquello, pidió:
-Por favor, quiero el mayor jarro de amor, todos los jarros de perdón y un frasco grande de fe, para mí, mis amigos y familia.
Entonces, el señor preparó todo y le entregó un pequeño paquetito que cabía en la palma de su mano.
Incrédulo, el hombre dijo:
-Pero, cómo puede estar aquí todo lo que pedí...???
Sonriendo, el señor le respondió:
-En el Local de Dios no vendemos frutos! Sólo semillas...!!! Plántelas...!!!
Sembrar, es el mensaje de ahora en adelante
Dependiendo de tu siembra será tu cosecha...

miércoles, 24 de julio de 2019

NUESTRO TÍO HA FORMADO PARTE MUY ACTIVA DE NUESTRA VIDA.


Hablamos con los sobrinos del beato D. Ángel Noguera Gallegos, granadino nacido en el Realejo, estudiante de San Cecilio y párroco en Fuente Vaqueros y Albolodúy, antes de ser martirizado en la localidad almeriense de Tabernas con apenas 27 años. El recuerdo de sus familiares nos muestran la vida de un joven sacerdote bromista, cercano a la gente y que llevó hasta el final la valentía de su fe.
Granada ha celebrado recientemente la entrega de reliquias en la Santa Iglesia Catedral de varios de sus mártires asesinados durante la persecución religiosa del s. XX. Uno de ellos es el joven D. Ángel Noguera, nacido un 8 de diciembre de la Inmaculada en Granada, bautizado en Santa Escolástica y estudiante de San Cecilio, que ya con 12 años empezaba una formación humanística que encaminaba su vida hacia la vocación sacerdotal, pese a la oposición abierta de su padre, simpatizante anarquista.
Antonia y Bernardo Delgado son dos de sus sobrinos directos que, si bien no llegaron a conocer a su tío, no dejaron de oír hablar de él a través de su madre y de todas las personas que pasaban por casa y que habían sido amigos del beato. Se dio la circunstancia de que ambos sobrinos crecieron en Armilla, en la misma casa sacerdotal de entonces. Por sus cuartos han pasado varios compañeros sacerdotes de D. Ángel, además de varios obispos, que trataban con cariño a la hermana del beato. “Por entonces a mi madre le llamaban ‘la niña’”, cuenta su sobrina, “hemos tenido mucha relación con los compañeros de mi tío, porque querían además mucho a mi madre”.
Bernardo nos habla de cómo disfrutó siempre escuchando la vida como estudiante de su tío, llena de anécdotas y chascarrillos. Unas historietas que contaba uno de sus compañeros de estudios, el sacerdote D. Nicolás Gómez Olmedo, con quien compartió años de clases hasta el día en que ambos se ordenaron, y que pasó mucho tiempo en casa de los Delgado Noguera. “A mí lo que más me gustó es la persona, el carácter que tenía que tener de bromista y de juguetón”, comenta Bernardo, “entre Nicolás y él hacían muchas bromas. Tenían una competitividad sana. Siempre decían que Ángel no estudiaba mucho pero sacaba buenas notas, era muy listo”.
UN SACERDOTE QUE NO COMÍA EN CASA
Ambos sobrinos guardan también memoria de todo lo que les contaba su madre de la vida de este joven sacerdote en los dos pueblos a los que fue destinado: Fuente Vaqueros y Albolodúy.
Lo vivido en estos pueblos aún resuena en el corazón de sus sobrinos. De sus años en Fuente Vaqueros, Antonia Delgado guarda memoria de la historia de un niño labrador, que trabajaba precisamente en el campo de los García Lorca. “Los padres de García Lorca no querían tener relación con la Iglesia”, comenta Antonia”, “y mi tío no sé cómo fue que jugando también al fútbol vio que este muchacho no sabía leer ni escribir, y le dijo: ‘si quieres, yo te enseño’. Y todos los días cogía un ratillo, cuando él acababa las faenas del campo, y le enseñaba a leer y a escribir. Los padres de García Lorca se enteraron y fueron a prohibirle que le enseñara a leer y a escribir”. Lo impresionante de la historia es que este mismo niño, ya de mayor, visitaba la casa sacerdotal donde vivía su hermana con sus dos sobrinos, y se lo contaba de viva voz: 'es que vuestro tía no se limitaba a ser cura, es que hacía de maestro, hacía de enfermero, hacía de todo'”.
Su sobrino Bernardo también recuerda las historias de su tío jugando al fútbol con los niños, “era muy alto y muy patoso, se remangaba la sotana y se ponía a jugar con ellos”. De esta vida en los pueblos, a él le ha quedado marcado su cercanía y su trato con le gente: “Estaba todo el día en la calle, estaba siempre con la gente y comía donde le pillaba. Se ganó muchísimo a la gente y ellos empezaron a ir mucho a la Iglesia, también porque cantaba muy bien”, sostiene.
En Albolodúy, en donde ahora se hallan alguna de sus reliquias, aún recuerdan a su hermana, la madre de Bernardo y Antonia. “Era un hombre muy activo”, dice Antonia, que nos cuenta todo lo que les contaron cuando fueron de visita a este pueblo de la Alpujarra almeriense: “la gente contaba cómo iba a visitar a los abuelos, cómo iba a llevarle a Jesús Eucaristía a los ancianos y enfermos, cómo jugaba con los niños, cómo se remangaba la sotana y era uno más jugando al fútbol, cómo formaba la coral… Todas esas cosas concretas han sido lo que a mí más me ha llegado. Se veía su fidelidad en las cosas pequeñas, en las cosas cotidianas”.
EL 'TITO’ UNIVERSAL
La vida de D. Ángel Noguera cambió radicalmente durante la persecución, que le llevó a ser apresado, maltratado como un esclavo en barcos carboneros de la época y finalmente ejecutado en el Pozo de la Lagarta del municipio almeriense de Tabernas.
Su proceso de beatificación era algo que la familia esperaba, en especial su hermana. “Fíjate si esto fue así”, explica Antonia, “que cuando un día viendo las noticias nos enteramos de que el Papa había firmado el decreto de martirio, y por lo tanto el siguiente paso era la beatificación, inconscientemente di un salto y le dije a mi marido: ‘voy a llamar a mi madre, voy a llamar a mi madre’, a pesar que ella ya había muerto; porque su razón de ser era que la Iglesia reconociera el martirio de mi tío”.
Con los años y ya beatificado, sus sobrinos reconocen el aprendizaje que el testimonio de vida y la entrega de su tío han supuesto para su fe. Para Antonia Delgado, la vida de su tío le ha llevado a darse cuenta de que la santidad “está al alcance de cada uno de nosotros, viviendo la voluntad de Dios en el momento presente”. Además de eso, la beatificación le ha llevado a ver a su tío de otra forma, “nos ha ampliado el horizonte en el sentido de que antes nuestro tío era nuestro y nosotros siempre hablábamos ‘del tito, del tito’, como de algo nuestro. Ahora sin embargo tenemos conciencia de que el tito no es nuestro, es universal, y pertenece a la Iglesia. Allí hemos dado un salto en cuanto a la mentalidad, de no verlo como posesión nuestra sino de la Iglesia y de la Iglesia universal”
Bernardo Delgado también ve en la vida de su tío un ejemplo de cómo vivir la fe. “Su sacerdocio fue de vida y de contacto con la gente, no fue un teórico. Eso para mí es más primordial, desde mi punto de vista, y me llamaba mucho la atención. Yo creo, al menos en mi opinión, que debería de ser así, contacto permanente con la gente, vivir la vida con ellos”, concluye.
Entre todos los sobrinos hay una cosa segura y es que hablan de su tío a todo el mundo.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada
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viernes, 12 de julio de 2019

EL EVANGELIO: LA INICIATIVA SIEMPRE ES DE DIOS.

La imagen es de la red

Si bien esta misión nos reclama una entrega generosa, sería un error entenderla como una heroica tarea personal, ya que la obra es ante todo de Él, más allá de lo que podamos descubrir y entender. Jesús es «el primero y el más grande evangelizador». En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu. La verdadera novedad es la que Dios mismo misteriosamente quiere producir, la que Él inspira, la que Él provoca, la que Él orienta y acompaña de mil maneras. En toda la vida de la Iglesia debe manifestarse siempre que la iniciativa es de Dios, que «Él nos amó primero» (1 Jn 4,19) y que «es Dios quien hace crecer» (1 Co 3,7). Esta convicción nos permite conservar la alegría en medio de una tarea tan exigente y desafiante que toma nuestra vida por entero. Nos pide todo, pero al mismo tiempo nos ofrece todo.
Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio” (n.º12 )
Papa Francisco.

lunes, 8 de julio de 2019

LOS SANTOS: ENAMORADOS DE DIOS.


Escribíamos hace casi tres años, en la primera entrada del blog, cuando compartíamos la razón de este blog que Dios es un Dios de vivos. Y esto no es algo que sentimos, algo que imaginamos, como una utopía que está en lo alto. No, Dios no es un Dios de muertos, lo dijo Jesús “yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10).
Pensar en tío Ángel, es ver llevada al extremo la confianza en Dios: “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10, 8), Si Dios dio su vida por nosotros, ellos fueron discípulos aventajados del Maestro, también dieron su vida por El.
Mirar a los santos, es una invitación a mirar a lo alto. Hoy no se nos pedirá dar la vida como lo hicieron ellos, pero si se nos pide dar nuestro tiempo, nuestros conocimientos, nuestra dedicación, se nos pide darnos a nosotros mismos.
Quizás no sea una entrega cruenta, pero si tendremos que vencer nuestras limitaciones, nuestras prevenciones, nuestras desganas. Cuantas veces nos recordaba Chiara Lubich, esta invitación de Jesús  a dar: “dar a los pobres, a quien pide, a quien desea un préstamo; dar de comer a quien tiene hambre, dar el manto a quien te pide la túnica; dar gratis... Él fue el primero en dar: dio la salud a los enfermos, el perdón a los pecadores, la vida a todos nosotros”.

Nuestras acciones adquieren otro valor cuando actuamos así, pensando en los demás: “El amor nos dará ojos nuevos para intuir lo que los demás necesitan y atenderlos con creatividad y generosidad. Y como fruto, se compartirán los dones, porque el amor llama al amor”, continuaba Chiara en el comentario de la Palabra de Vida de Octubre de 2006.
Dejemos atrás el respeto humano y pongámonos a amar; olvidémonos de lo que nos han hecho, y pongámonos a amar. Decía San Agustín “enamorarse de Dios es el más grande de los romances; buscarlo, la mayor de las aventuras; encontrarlo, la mayor de las realizaciones”.
¡Que no nos dé miedo, a ejemplo de los santos, de enamorarnos de Dios!.
Paco H.

lunes, 1 de julio de 2019

PALABRA DE VIDA DE JULIO DE 2019.


«Gratis lo recibisteis; dadlo gratis» (Mt 10, 8)
¿Qué es lo que hemos recibido gratis y debemos dar a nuestra vez?
Los apóstoles, a quienes Jesús se dirige, han experimentado la misericordia de Dios a través de sus palabras, sus gestos y decisiones. A pesar de sus debilidades y limitaciones, han recibido la nueva ley del amor y de la acogida recíproca.
Sobre todo han recibido el regalo que Dios quiere hacer a todos los seres humanos: el don de sí mismo, de su compañía por los caminos de la vida, de su luz para tomar decisiones. Son regalos que no tienen precio: o sea, «gratuitos».
Los recibieron los apóstoles y los reciben todos los cristianos para convertirse a su vez en canales, de modo que estos bienes lleguen a todas las personas con las que se encuentren cada día.
«Gratis lo recibisteis; dadlo gratis».
Escribe Chiara Lubich en 2006: «A lo largo de todo el Evangelio Jesús invita a dar: dar a los pobres, a quien pide, a quien desea un préstamo; dar de comer a quien tiene hambre, dar el manto a quien te pide la túnica; dar gratis... Él fue el primero en dar: dio la salud a los enfermos, el perdón a los pecadores, la vida a todos nosotros. Al instinto egoísta de acaparar opone la generosidad; al pensar únicamente en las necesidades de uno mismo, el preocuparse del otro; a la cultura del poseer, la del dar [...]. La Palabra de vida de este mes podrá ayudarnos a redescubrir el valor de cada una de nuestras acciones [...]. Todo puede transformarse en servicio atento y solícito. El amor nos dará ojos nuevos para intuir lo que los demás necesitan y atenderlos con creatividad y generosidad. Y como fruto, se compartirán los dones, porque el amor llama al amor. La alegría se multiplicará porque «mayor felicidad hay en dar que en recibir» (Hch 20, 35).
«Gratis lo recibisteis; dadlo gratis»
El razonamiento de Jesús y del Evangelio es siempre recibir para compartir, nunca acumular para uno mismo. Es una invitación a reconocer lo que se nos ha dado -energías, talentos, capacidades, bienes materiales- y ponerlos al servicio de los demás.
Según el economista Luigino Bruni, «la gratuidad es [...) una dimensión que puede acompañar a cualquier acción. Por eso no es "las cosas gratuitas”; sino más bien su opuesto, ya que la gratuidad no es un precio igual a cero, sino un precio infinito, al que solo podemos responder con otro acto de gratuidad».
Así pues, la gratuidad supera la lógica del mercado, del consumismo y del individualismo y llama a compartir, a socializar, a la fraternidad, a la nueva cultura del dar.
La experiencia confirma que el amor desinteresado es una vocación en toda regla, con consecuencias positivas inesperadas.
Así sucedió en Filipinas en 1983. Un grupo de jóvenes, decididas a dar su aportación de modo creativo, abrieron sus armarios y sacaron todo lo que ya no necesitaban. Lo vendieron en un mercadillo de segunda mano y obtuvieron un pequeño capital con el que pusieron en marcha un centro social llamado Bukas Palad, que en la lengua local significa «A manos llenas». La frase del Evangelio que las había inspirado era «gratis lo recibisteis, dadlo gratis». En esta tarea se les unieron varios médicos que ofrecían sus servicios profesionales de forma desinteresada, y muchos otros que abrieron el corazón, los brazos y las puertas de sus casas.
Así nació y se ha desarrollado una gran acción social. Pero el objetivo más importante que se ha alcanzado y consolidado en estos años ha sido que los propios destinatarios del proyecto son los protagonistas de su recuperación, pues recobran su dignidad como personas y construyen relaciones de amistad y solidaridad.
LETIZIA MAGRI