viernes, 25 de diciembre de 2020

FELIZ NAVIDAD




La foto esta tomada del Nacimiento de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Granada


martes, 22 de diciembre de 2020

¿QUÉ NO HABRÁ NAVIDAD?

¿Qué no habrá Navidad?

¡Claro que sí!
Más silenciosa y con más profundidad
Más parecida a la primera en la que Jesús nació en soledad.

Sin muchas luces en la tierra
pero con la de la estrella de Belén
destellando rutas de vida en su inmensidad

Sin cortejos reales colosales
pero con la humildad de sentirnos
pastores y zagales buscando la Verdad.

Sin grandes mesas y con amargas ausencias
pero con la presencia de un Dios que todo lo llenará

¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD?
¡Claro que sí!

Sin las calles a rebosar
pero con el corazón enardecido
por el que está por llegar

Sin ruidos ni verbenas,
reclamos ni estampidas...
pero viviendo el Misterio sin miedo
al "covid-herodes" que pretende
quitarnos hasta el sueño de esperar.

Habrá Navidad porque DIOS está de nuestro lado
y comparte, como Cristo lo hizo en un pesebre,
nuestra pobreza, prueba, llanto, angustia y orfandad.

Habrá Navidad porque necesitamos
una luz divina en medio de tanta oscuridad.
Covid19 nunca podrá llegar al corazón ni al alma
de los que en el cielo ponen su esperanza y su alto ideal

!HABRÁ NAVIDAD!
¡CANTAREMOS VILLANCICOS!
!DIOS NACERÁ Y NOS TRAERÁ LIBERTAD! 

Texto del sacerdote  Javier Leoz
Párroco de la Parroquia de San Lorenzo de Pamplona

sábado, 19 de diciembre de 2020

OH MÁRTIRES GLORIOSOS.


Espíritus sublimes,
¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores
de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan
en las batallas recias,
que alcancen la victoria
y eterno galardón.

¡Oh mártires gloriosos
de rojas vestiduras,
que brillan con eternos
fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca
de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses
se cubra ya en sazón. Amén.

martes, 8 de diciembre de 2020

ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI. MISTERIOS DE GLORIA.


Rezo del Santo Rosario: Misterios Gloriosos
(miércoles y domingos)

«La grandeza de María es el reflejo de la grandeza de Dios: imagen y semejanza, como era de esperarse de una criatura que quería ser sólo la voluntad de Dios en acto. Una grandeza que es simplicidad. No hay nada complicado en ella: todo es directo, límpido y llano. No se necesitan palabras rebuscadas ni gestos estudiados para acceder a ella. Basta expresar el pensamiento propio, que ella manifiesta lo que piensa, con toda verdad y totalidad.
Por eso es libre. Libre de las numerosas prevenciones y cuidados con los que el hombre se acerca a su semejante, llevando dentro una carga de temores y cálculos, de fantasmas y deseos. María ama: y es libre. Ama en Dios, por Dios: por lo tanto no tiene miedo. No le teme ni siquiera a Herodes, ni siquiera a la guardia del pretorio, ni siquiera a la masa desenfrenada: ella hace la voluntad del Padre, y el resto ¿qué cuenta? ¿Si Dios está con ella, quién puede estar en su contra?.

1. LA RESURRECCIÓN DE JESÚS.
”¡No tengáis miedo! Id a decid a sus discípulos: ¡Os precede a Galilea, allí le veréis!”.
Es así: en medio de horarios y coches, de obligaciones y teléfonos, hacienda y alquileres, con toda la burocracia, con los ruidos de alrededor, bajo las agresiones, con las enfermedades, si nuestra jornada va desarrollándose según el ejemplo de la Virgen, o mejor, en el corazón de la Virgen, se compone un poema divino.
Vivir a María es vivir como ángeles, con las facciones de los hombres. Es hacer de nuestra porpia familia una copia de la de Nazaret.
Es hacer del cuerpo –mediante el sacrificio y la renuncia- un altar.
Oremos, por intercesión de María, para que podamos recorrer con la gracia de Dios el camino que conduce a la plenitud de la vida en el hogar del cielo.

2. LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO.
“Mientras los bendecía, Jesús se separó de ellos y ascendía, al cielo. Y ellos se postraron ante Él” (Cf. Lc. 24, 50-52).
Imitando a María, o mejor, uniéndonos a María, teniéndola presente durante las veinticuatro horas del día, la marcha de la existencia se convierte en un scala paridisi, una escala al Paraíso; porque en ella, por ella, con su ejemplo, todo se sucede en el único flujo de la voluntad de Dios: y ésta, si desciende desde el Paraíso, vuelve a ascender al Paraíso.
Colocada entre los hombres y Dios, para dar a Dios a los hombres, María resulta el camino más seguro para dar a los hombres al Padre.
Enfrente a Dios que desciende a la tierra, ella representa la humanidad que asciende al cielo. Enfrente a Él, que desde las estrellas bajó a un establo, ella, por Él, de un establo sube a las estrellas. Parece un juego de palabras: y es un tripudio de amor.
Oremos, por intercesión de María, para que todos seamos testigos del Evangelio de la vida.

3. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO.
“Se les aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaron sobre cada uno de ellos, y todos quedaron colmados de Espíritu Santo”. (Cf. Hch. 2, 1-6).
Humilde como es, de pocas palabras, amante como es de la oración y del trabajo, María pasa gran parte de su tiempo en el silencio y en la soledad.
No la soledad desesperada, vacía, de nuestro tiempo en la que el hombre, en medio de la muchedumbre urbana, no tiene con quién comunicarse y se queda solo, sino la soledad como ánfora llena de Espíritu Santo, en la que, si faltan los hombres, está presente Dios.
No estás solo cuando vas por la calle, en tren, por mar, en avión: estás escoltado por el Ángel de la Guarda, te acompaña la Madre del Señor, te sostienen la Santísima Trinidad.
Ni siquiera de noche estás solo en una habitación de hospital o incluso en una celda de cárcel; y del mismo modo en el trabajo o en el reposos; convives siempre, estás siempre en la Comunión de los Santos: y, mientras realizas una acción monótona, siempre puedes entonar tu alma como alabanza arcangélica.
Oremos, por intercesión de María, para que el Espíritu Santo ilumine e impulse a los gobernantes a defender la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.

4. LA ASUNCIÓN DE MARIA AL CIELO.
“La Virgen Inmaculada, acabado el trayecto de su vida terrenal, fue asunta a la gloria celestial en cuerpo y alma”. (Lumen Gentiun, 59).
¡La Asunción! El misterio de Dios que se humillaba en el misterio de María, se transformó en el misterio de maría que, por gratitud del Hijo, queda ensalzada como Reina del Cielo.
María que sólo habla de la palabra de Dios, solo es rica de la Sabiduría de Dios, es grande solo de la grandeza de Dios.
Su Asunción ha sido la apertura de la casa del Padre a toda la muchedumbre de hijos.
Ninguna criatura ha alcanzado jamás la altura espiritual de la Virgen, y ninguna lo hizo con mayor sencillez.
No ha habido cursos complicados de ascética o de mística en su carrera; hubo cocina, gallinero, lavandería, tienda (quizás la misma habitación para las camas, los utensilios y la comida), ha tenido trabajo y dolor, elementos de los que ella ha hecho momento tras momento, motivos de elevación a Dios, de holocausto al Eterno.
Oremos, por intercesión de María, Inmaculada para que los esposos vivan la pureza de su amor conyugal y este sea fuente de vida.

5. LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DEL CIELO Y DE LA TIERRA.
“La Virgen Inmaculada fue exaltada por el Señor como Reina del Universo”. (Lumen Gentiun, 59).
El santo no es otra cosa que un enamorado: un enamorado de la Deidad, reflejada y acercada en María... El santo, hombre o mujer, es una copia de María.
...La santidad de María es el modelo de nuestra santificación: el modelo más sencillo, más casero, más apto para todos, en todas las condiciones.
En María, porque es Madre, no se conciben unas gentes menos amadas o menos apreciadas que otras, o una relación de dominadores o sujetos entre los pueblos, todos son hijos: su realeza es la solución a todos los conflictos.
Un alma que continuamente sobrevuela sobre la materia, libre de la servidumbre del mal, ya desde aquí abajo asume la conciudadanía de los cielos, donde María es Reina.
Nosotros en la Iglesia de Cristo nos sentimos de casa, nos sentimos de casa en la Comunión de los Santos, en el mismo ámbito que la Santísima Trinidad, sobre todo porque está María-, y puesto ¡que está la Madre, están los hijos.
Oremos, por intercesión de María, Reina de la familia, para que proteja a las familias que están sufriendo cualquier tipo de necesidad.

Para ir a cada Misterio, pinchar en el enlace respectivo:


FUENTE "ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI", Político y padre familia italiano. (1894-1980). Actualmente está en curso su proceso de beatificación.
Publicado en España por la Fundación Igino Giordani. Publicado originalmente en Piccolo, Genaro (ed. lit.): El rosario meditado con Igino Giordani. Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto, por cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento por escrito de la Fundación Igino Giordani.

martes, 1 de diciembre de 2020

Palabra de Vida de Diciembre de 2020: «El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?» (Sal 27, 1).

 


PALABRA DE VIDA DE VIDA DE DICIEMBRE 2020.

 «El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?» (Sal 27, 1).

«Al poco de nacer Mariana, los médicos le diagnosticaron una lesión cerebral. No podría hablar ni andar. Sentimos que Dios nos pedía que la amásemos así, y nos lanzamos en los brazos del Padre -escribe Alba, una joven madre brasileña-. Vivió con nosotros durante cuatro años y nos dejó a todos un mensaje de amor. Nunca oímos de sus labios las palabras "mamá" o "papá'; pero en su silencio hablaba con los ojos, que tenían una luz resplandeciente. No pudimos enseñarle a dar sus primeros pasos, pero ella nos enseñó a dar los primeros pasos en el amor, a renunciar a nosotros mismos para amar. Mariana fue para toda la familia un regalo del amor de Dios que podríamos resumir en una única frase: el amor no se explica con palabras».

Esto nos sucede también hoy a cada uno de nosotros: ante la imposibilidad de gobernar toda nuestra existencia, necesitamos luz, aunque sea un vislumbre que muestre por dónde salir, qué pasos dar hoy hacia la salvación de una vida nueva.

«El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?».

La oscuridad del dolor, del miedo, de la duda, de la soledad, de las circunstancias «hostiles» que hacen vanos nuestros sueños, es una experiencia que hacemos en todos los puntos de la tierra y en toda época de la historia humana, como atestigua esta antigua oración contenida en el libro de los Salmos.

Probablemente el autor sea una persona acusada injustamente, abandonada por todos y a la espera de juicio. Está sumida en la incertidumbre de un destino amenazador, pero se encomienda a Dios. Sabe que Él no abandonó a su pueblo en la prueba, conoce su acción liberadora; por eso encontrará en Él la luz y recibirá refugio seguro e inatacable.

Precisamente al ser consciente de su fragilidad, se abre a la confidencia con Dios, acoge la presencia de Él en su vida y espera con confianza la victoria definitiva recorriendo los imprevisibles caminos de su amor.

«El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?».

Este es el momento oportuno de volver a encender nuestra confianza en el amor del Padre, que quiere la felicidad de sus hijos. Él está dispuesto a cargar con nuestras preocupaciones (cf. 1P 5, 7) de modo que no nos repleguemos sobre nosotros mismos, sino que seamos libres de compartir con los demás nuestra luz y nuestra esperanza.

La Palabra de vida, como escribe Chiara Lubich, nos guía por el camino que va de las tinieblas a la luz, del yo al nosotros: «[...] Es una invitación a reavivar la fe: Dios existe y me ama. [...] ¿Me encuentro con una persona? Debo creer que a través de ella Dios tiene algo que decirme. ¿Me entrego a un trabajo? En ese momento sigo teniendo fe en su amor. Llega un dolor: creo que Dios me ama. ¿Llega una alegría? Dios me ama. Él está aquí conmigo, está siempre conmigo, lo sabe todo de mí y comparte cada pensamiento mío, cada alegría, cada deseo, lleva conmigo cada preocupación, cada prueba de mi vida. ¿Cómo reavivar esta certeza? [...] Buscándolo en medio de nosotros. Él prometió estar allí donde dos o más están unidos en su nombre (cf. Mt 18, 20). Así pues, encontrémonos en el amor mutuo del Evangelio con todos los que viven la Palabra de Vida, compartamos experiencias y comprobaremos los frutos de esta presencia suya: alegría, paz, luz, valentía. Él permanecerá con cada uno de nosotros y seguiremos sintiéndolo cerca y operante en nuestra vida de cada día».

LETIZIA MAGRI

martes, 24 de noviembre de 2020

ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI. MISTERIOS DE DOLOR.


Rezo del Santo Rosario: Misterios Dolorosos
(martes y viernes).

María es una criatura, que ha entendido la vida y la ha vivido: no pasó años cultivando ilusiones o esperando ocasiones, ni llorando por desilusiones, o despertándose en la mañana con una angustia nueva para adormecerse en la noche con una derrota más. Ella tomó de la existencia lo más bello que la existencia puede dar: la fe en lo Eterno; la decisión de vivir minuto a minuto en unión con el Eterno; en esa unión, en esa convivencia, las personas y las cosas se presentan bajo una luz límpida, y al ser amadas pierden el espectro de la complicación.
En su modo de ser no se advierte ningún indicio de autocomplacencia, de amor propio, de orgullo o de aburrimiento: recibía de Dios y de Jesús en la tierra y de José el más grande amor y lo redistribuía a su alrededor. Para definir su conducta, bastaría decir que amaba a todos, amaba a cada uno, amaba siempre: sierva de Dios en la persona de los hijos de Dios.

1. LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS.
Jesús oraba: “Padre mío, si es posible, aparta de mí este cáliz” (Cf. Mt. 26, 36-39).
Cuando te envuelve el silencio, como el recinto alambrado de un campo de concentración, y la ingratitud con el abandono de los hermanos te aísla, piensa en María: y la poesía fluirá como un sol que se apaga en los horizontes de tu fantasía; y tras ella llegarán las gracias del Señor a través de un coloquio cada vez más confiado.
El silencio protege la meditación: y ésta es el coloquio con el Eterno.
Quien imita a María, prefiere callar: no protesta, no explosiona, no se rebela; todo lo encierra en su corazón, por amor de Dios.
El silencio es el ánfora que recoge la palabra, y la protección del espíritu para meditarla.
Quien calla, justamente on el silencio solicita la palabra del otro, el cual, encontrando el vacío, lo llena.
Dios habla, María escucha.
Cuando nos quedamos solos, no queda más que el Crucificado, al que accedemos con más confianza a través de la Madre, que conoció sus angustias
Oremos, por intercesión de María, por los enfermos más graves, para que no pierdan la esperanza y confíen en el amor de Dios Padre.

2. LA FLAGELACIÓN DE JESÚS.
La muchedumbre gritaba: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Entonces Pilato dejó libre a Barrabás y mandó flagelar a Jesús” (Cf. Mc 15, 14-15).
Padeció, con Él, y cada golpe con la caña, cada menosprecio, irrigó de sangre el alma de ella, que fielmente recorrió todas las atrocidades asestadas al hijo.
El martirio moral de ella fue paralelo al martirio físico de Él.
¿Cómo podremos amar a María Desolada, comprenderla (=acogerla con nosotros), y estarle unidos, si no sufriéramos algo también nosotros, si no sorbiéramos una gota de aquel diluvio de angustia que se desplomó sobre su corazón?
Así como en el corazón de la gente humilde se inserta, e hiere, la tragedia del propio tiempo, del mismo modo en el corazón de María se condensó aquella tragedia, que desde la persona del Hijo estaba inundando a la humanidad de todos los tiempos: y, por parte humana, ella fue el centro de ese dolor.
La Desolada.
Oremos, por intercesión de María, por los que provocan el sufrimiento que produce el aborto y la eutanasia.

3. LA CORONACIÓN DE ESPINAS.
Los soldados entretejieron una corona de espinas, y se la pusieron en la cabeza”. (Cf. Mt. 27, 27-30).
María no dio sangre, no subió a la cruz, no fue procesada, no predicó, no obró milagros... Es verdad: pero esto significa que la imitación perfecta se obra en el alma.
No cuentan tanto las formas externas, cuanto la crucifixión interior, el apostolado de la vida, la resistencia, con el espíritu de Cristo, al aburrimiento, al cansancio y la angustia de vivir: la experiencia de la tierra.
El honor de Madre de Dios e habría invertido, a los ojos del mundo, en el deshonor de Madre del condenado.
María aceptó su destino con el solo intento de hacer la voluntad de Dios. Y nunca añadió un comentario a los acontecimientos. Los vivió meditándolos, en el designio del Padre.
María cuando no entiende calla, sabiendo que la palabra de Jesús tiene un valor también en el misterio...
Si no entiende ahora, aquella palabra, meditándola, amándola, custodiándola, poco a poco la comprenderá: la asumirá en sí, para traducirla en obra.
Oremos, por intercesión de María, para que Jesús, Rey de la Paz, detenga las guerras, el terrorismo y todo atentado a la dignidad de la persona humana.

4. JESÚS CONDENADO A MUERTE SUBE AL CALVARIO.
Después de haberse burlado de Él, le quitaron la túnica, le volvieron a poner sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (Mt. 27, 31).
Y con el Vía Crucis de Cristo empezó el Vía Crucis de María, siguiendo sus huellas: un cortejo de legionarios y siervos arrastraba al condenado al lugar del suplicio; y detrás de un cortejo de mujeres acompañaba a la madre. Dos condenados al suplicio de un modo distinto. Una vez, o pasando o en una caída de Él, se encontraron; y Él quedó consolado con aquel llanto de mujer, que significaba una valiente fidelidad, cuando los discípulos, por miedo, se habían dispersado.
El destino de maría, como el de Jesús, es típico: representa el sumo amor y el sumo dolor.
Pero por analogía, y naturalmente en las debidas proporciones, el destino de cada hombre y de cada mujer es análogo: una marcha hacia el calvario.
En la Iglesia estás en tu sitio si eres María, es decir, dispuesto a desaparecer en la sombra, a pasar quizá de un lugar de mando al último lugar de servicio: si ante la autoridad eres la obediencia, ante la fama el desconocido, ante la luz la sombra, frente a la palabra el silencio, frente al Todo la nada, a los pies del Altísimo el más pequeño.
Oremos, por intercesión de María, para que sepamos acompañar la cruz de las madres y de los padres que no encuentran ayuda para que nazcan sus hijos.

5. JESUS MUERE EN LA CRUZ.
Jesús, gritando en voz alta, dijo: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!. Luego dijo: ¡Todo está cumplido! E inclinando la cabeza expiró” (CF. Lc. 23, 46 y Jn. 19, 30).
La actitud más potentemente humana y divina, la única, la de no derrumbarse a los pies del mal (o cruz) es el comportamiento de María; ella stabat; estaba en pie... Bajo la cruz recoge en su regazo aquel cuerpo llagado, que ella trajo al mundo, y permanece, en la deserción de la mayoría, la madre fiel.
Muerto Él, queda ella para sufrir: inicia ella la Iglesia. Cuya misión es completar el sufrimiento de Jesús para incorporar a todos los redimidos en Él.
Por eso, en cuanto se lo permite la naturaleza, María en la pasión repitió a Jesucristo: fue copia de Él, con una entonación materna. Silencia, servicio, sacrificio; ésta fue su vida y éste su mensaje. La pedagogía de María.
A la gruta de Belén se acercaron pastores y cuadrúpedos; ahora, en la colina de la Calavera, no circulan sino madres de los muertos en el patíbulo, otros muertes en el patíbulo: las madres de los ladrones crucificados, de Judas ahorcado, y ella, María, que también entonces se compadeció: también sufrió por aquellas desgraciadas.
A los pies de la cruz, también ella se inmoló en la cruz: no murió para no dejar sola a su criatura, abandonada incluso del Padre.
Oremos, por intercesión de María, para que todas las personas respetemos la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.

Para ir a cada Misterio, pinchar en el enlace respectivo:

FUENTE "ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI", Político y padre familia italiano. (1894-1980). Actualmente está en curso su proceso de beatificación.
Publicado en España por la Fundación Igino Giordani. Publicado originalmente en Piccolo, Genaro (ed. lit.): El rosario meditado con Igino Giordani. Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto, por cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento por escrito de la Fundación Igino Giordani.

viernes, 20 de noviembre de 2020

CALENDARIO DE ADVIENTO 2020 PARA COLOREAR.

Como en años anteriores, os dejamos el Calendario de Adviento para 2020. Nos ayudará para ir acercando a los más pequeños al Tiempo de Adviento, y de esa forma prepararnos para vivir con más conciencia la Navidad. Es una interesante manera de ir preparándonos, especialmente los más pequeños, para recibir a Jesús en Navidad.

Para los más pequeños

En PDF lo podéis encontrar AQUI

Para los más mayores

En PDF lo podéis encontrar AQUI

jueves, 12 de noviembre de 2020

EL ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI. MISTERIOS DE LUZ.


Rezo del Santo Rosario: Misterios de luz
(jueves)

Contemplamos con María la vida de Cristo rezando los misterios de Luz del Santo Rosario. María es la mejor maestra de oración, de escucha de la Palabra, de docilidad al Espíritu de Cristo. El rostro de Jesús le pertenece de un modo especial.
Sólo desde la experiencia de la oración, encuentro profundo con Cristo, crecerá nuestro conocimiento de sus misterios.

1. EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
”Este es mi Hijo muy amado en quien me he complacido” (Cf. Mt. 3, 17)
En María todos los estados son bonitos, porque ha sido concebida sin pecado original, (inmaculada, sin mancha); y purifica, Ella que es la toda pura, todos los actos y todos los estados: “inmaculatiza” el ambiente en el que vive, a cada corazón que la acoge.
En el corazón inmaculado de la Virgen, la “ianua Coeli”: el desfiladero por el que se pasa del tiempo a la eternidad, del dolor al amor, y del exilio se regresa a casa.
Oremos, por intercesión de María, para que los padres tengan la dicha de ver nacer a sus hijos a la vida nueva del Bautismo.

2. LA MANIFESTACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
 “Faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: “Ya no tienen vino” y Jesús le responde: “Mujer, ¿qué quieres que haga? Todavía no ha llegado mi hora”. Su madre dijo a los sirvientes: “Haced lo que Él os diga”. (Cf. Jn. 2, 3-5).
“Haced lo que Él os diga”. Se podría decir que la petición de María modificó el designio divino: ¡Ella podía mucho!.
Examinemos las bodas de Caná.
Madre de la piedad, María dice a Jesús: “Ya no tienen vino”. Una frase concisa, como acostumbraba María, el Silencio: una sola, que expresaba el drama de dos pobres criaturas, dos esposos desconocidos: ¿labradores? ¿artesanos? ¿pastores?.
Tal vez a María nadie le había dicho nada, pero Ella, porque amaba, se había dado cuenta.
Ciertamente hay algunos rasgos más que hoy afectan a su maternidad, su acción mediadora, por la cual siempre es la que fue en Caná: la mujer que asume la pena de las penas de los demás e induce al hijo a actuar.
Oremos, por intercesión de María, para que Jesucristo, Esposo de la Iglesia, santifique con su presencia a todas las familias cristianas.
3. JESÚS ANUNCIA EL REINO DE DIOS E INVITA A LA CONVERSIÓN.
“Después de que Juan fuese encarcelado, Jesús fue a Galilea, proclamando el Evangelio de Dios y decía: “El tiempo ya se ha cumplido y está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc. 1, 14-15).
En realidad, María no se limita a salvar a los hijos que se quedaron en casa, quiere salvar también a los extraviados. Sólo que penetra en las filas de estos no con la violencia –armas, polémica, astucia-, sino con el amor: ¡como Madre!.
Apenas Jesús se manifestó con la luz mesiánica, María se retira en la sombra. María no interpone su persona, como madre celosa que quiere a su hijo sólo para sí.
... Ambos se ofrecen al servicio de la humanidad.
... Para ella, era un martirio vivir alejada, a veces careciendo de noticias durante semanas.
De este modo Jesús predicaba y María pensaba: y el corazón de ella estaba donde pasaban las pies de Él, sobre el trozo de hierba donde Él reposaba su cabeza.
Oremos, por intercesión de María, por la conversión de todas las personas que colaboran en la construcción de una cultura de la muerte.
4. LA TRANSFIGURACIÓN DE JESUS EN EL MONTE TABOR.
“Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y los llevó aparte, a ellos solos, a un monte alto. Allí se transfiguró en presencia de ellos y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos... se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: “Este es mi Hijo amado, ¡escuchadlo”. (Mc. 9, 2-3. 7).
María enseña a vivir para hacer que Jesús crezca en nosotros, para servir al Padre en los hijos, para transformar la plataforma desconectada de la tierra en un altar donde, momento tras momentos, s hacen ofrendas al Señor, transfigurando el trabajo, la enfermedad, la pena en una liturgia amorosa.
Si miras al prójimo con tus ojos y si con tu mente analizas la política, la economía, todas las distintas formas de convivencia, tal vez percibes amargura.
Pero si miras a personas y cosas con los ojos de María, éstas te llenan de piedad; sus lágrimas se impregnan de amor.
A imitación suya, se puede –se debe- renunciar al mundo estando en el mundo: o –lo que es lo mismo- se puede, se debe, transformar el mundo en casa de María.
Entonces cada oficina o taller se transforma en casa de Jesús para, entre papeles y moho, chillidos y estrépitos, vivir con Él, siempre con Él.
Oremos, por intercesión de María, para que sepamos descubrir la belleza y dignidad de todos los niños que sufren limitaciones físicas o psíquicas.
5. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
“Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, entregado por vosotros; haced esto en memoria mía” (Lc. 22, 19).
Al acercarse la Pascua María subió a Jerusalén. Quizás asistió a la entrada triunfal con palmas. ¡Quién sabe si la sala arreglada, donde el Señor deseó comer la Pascua con los Apóstoles antes de partir, no hubiese estado preparada por la madre y por las mujeres que seguían a Jesús!.
A pesar de no haber asistido al banquete pascual con los hombres, tal vez pudo haber visto la celebración eucarística: aquella carne y aquella sangre primeramente se habían formado en ella, de ella, de tal modo que le debió parecer que los ofrecía ella misma y que se ofrecía a si misma.
Ahora bien, la sangre de Jesús fue primeramente sangre de María. Fue ella quien le dio la substancia humana. Fue de la carne suya de donde el Verbo se hizo carne...
De la misma manera, la sangre procedente de María fue la que se derramó en la cruz...
Por eso, incluso primeramente plasmado en el corazón de María, nutriéndonos del pan de los ángeles, nos nutrimos del cuerpo y sangre de un Dios, que en cierto modo es cuerpo y sangre de una Virgen, que es Madre de Dios.
Cristo, en resumidas cuentas, era hostia suya, de ella, pero suya de uno modo único, y dada con el mismo corazón del Inmolado.
Por eso, ya desde el principio, se la llamó, raíz, engendradora y causa de este sacrificio”; y como esto incluye el prodigio eucarístico, la liturgia etiópica canta: “María, que es la gloria de todos nosotros y para nosotros dio luz a la Eucaristía”.
Oremos, por intercesión de María, para que aprendamos a amar como Cristo en la Eucaristía y entreguemos nuestra vida a los demás.
Para ir a cada Misterio, pinchar en el enlace respectivo:


FUENTE "ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI", Político y padre familia italiano. (1894-1980). Actualmente está en curso su proceso de beatificación.
Publicado en España por la Fundación Igino Giordani. Publicado originalmente en Piccolo, Genaro (ed. lit.): El rosario meditado con Igino Giordani. Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto, por cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento por escrito de la Fundación Igino Giordani.