16 José Muñoz Calvo.
Nació el 16 de abril de
1913 en Alhama de Granada, hijo de una familia profundamente cristiana.
En 1936
era un joven jovial y alegre, titulado en bachillerato. Al concluir el servicio
militar se inscribió en la Acción Católica. Se sentía orgulloso de llevar la
insignia prendida en la solapa de su chaqueta. El joven piadoso se convirtió en
apóstol: daba catequesis a los pequeños y sesiones de formación a los jóvenes.
Fue nombrado Presidente de los Jóvenes de Acción Católica.
Ayudó la Santa Misa a su párroco, Pedro Ruiz de Valdivia, en la festividad de
Santiago Apóstol y se sintió fortalecido espiritualmente frente a la situación
antirreligiosa que se respiraba en el pueblo. El 27 lo buscaron en su casa y
cuando preguntó qué querían de él, le contestaron: ¿no eres tú el presidente de
Acción Católica?; sí, lo soy –respondió él- si es por eso, vámonos. Permaneció
en la cárcel hasta el día 30, día en que murió en la carretera de Alhama a
Loja, junto con los compañeros a los que animó con estas palabras: “Muramos
tranquilos, somos católicos y nuestro único delito es serlo. Vamos a ser
mártires de Cristo. Viva Cristo Rey”. Tenía 23 años.
Tenemos
un mártir en el cielo, es la noticia que la madre del Siervo de Dios recibe de
sus hijas. Así presentan a la madre la más terrible noticia con palabras
iluminadas por la fe y la esperanza cristianas. Y esta es la reacción de la
madre: “Que la sangre de mi hijo, tan
inocente, sirva para la conversión de los que le han matado”. También hay
en esta familia una admirable muestra de amor cristiano. María y Virginia,
hermanas del Siervo de Dios, habían llevado la comida a su hermano durante los
días que estuvo en la cárcel. Seis meses después cambió la situación en Alhama.
Una mujer que estuvo de acuerdo con la muerte de los mártires está ahora en la
misma prisión. Se entera la madre del Siervo de Dios y envía a su hija María a
la cárcel con comida para ella. Cuando la reclusa ve quién es la que la socorre
exclama: “Ahora sí creo que existe Dios”.
Los
restos del Siervo de Dios fueron trasladados al Valle de los Caídos.
FUENTE: NOTICIAS DIÓCESIS DE GRANADA.
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