Catequesis - “Curar el mundo”: 1. El
misterio de la oración
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La
pandemia sigue causando heridas profundas, desenmascarando nuestras
vulnerabilidades. Son muchos los difuntos, muchísimos los enfermos, en todos
los continentes. Muchas personas y muchas familias viven un tiempo de
incertidumbre, a causa de los problemas socio-económicos, que afectan
especialmente a los más pobres.
Por
eso debemos tener bien fija nuestra mirada en Jesús (cfr. Hb 12,
2) y con esta fe abrazar la esperanza del Reino de Dios que Jesús mismo nos da
(cfr. Mc 1,5; Mt 4,17; CIC, 2816). Un Reino de sanación y de
salvación que está ya presente en medio de nosotros (cfr. Lc 10,11).
Un Reino de justicia y de paz que se manifiesta con obras de caridad, que a su
vez aumentan la esperanza y refuerzan la fe (cfr. 1 Cor 13,13).
En la tradición cristiana, fe, esperanza y caridad son mucho más que
sentimientos o actitudes. Son virtudes infundidas en nosotros por la gracia del
Espíritu Santo (cfr. CIC, 1812-1813): dones que nos sanan y
que nos hacen sanadores, dones que nos abren a nuevos horizontes, también
mientras navegamos en las difíciles aguas de nuestro tiempo.
Un
nuevo encuentro con el Evangelio de la fe, de la esperanza y del amor nos
invita a asumir un espíritu creativo y renovado. De esta manera, seremos
capaces de transformar las raíces de nuestras enfermedades físicas, espirituales
y sociales. Podremos sanar en profundidad las estructuras injustas y sus
prácticas destructivas que nos separan los unos de los otros, amenazando la
familia humana y nuestro planeta.
El
ministerio de Jesús ofrece muchos ejemplos de sanación. Cuando sana a aquellos
que tienen fiebre (cfr. Mc 1,29-34), lepra (cfr. Mc 1,40-45),
parálisis (cfr. Mc 2,1-12); cuando devuelve la vista
(cfr. Mc 8,22-26; Jn 9,1-7), el habla o el
oído (cfr. Mc 7,31-37), en realidad sana no solo un mal
físico, sino toda la persona. De tal manera la lleva también a la comunidad,
sanada; la libera de su aislamiento porque la ha sanado.
Pensemos
en el bellísimo pasaje de la sanación del paralítico de Cafarnaúm (cfr. Mc 2,1-12),
que hemos escuchado al principio de la audiencia. Mientras Jesús está
predicando en la entrada de la casa, cuatro hombres llevan a su amigo
paralítico donde Jesús; y como no podían entrar, porque había una gran
multitud, hacen un agujero en el techo y descuelgan la camilla delante de él
que está predicando. «Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo,
tus pecados te son perdonados» (v. 5). Y después, como signo visible, añade:
«Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (v. 11).
¡Qué
maravilloso ejemplo de sanación! La acción de Cristo es una respuesta directa a
la fe de esas personas, a la esperanza que depositan en Él, al amor que
demuestran tener los unos por los otros. Y por tanto Jesús sana, pero no sana
simplemente la parálisis, sana todo, perdona los pecados, renueva la vida del
paralítico y de sus amigos. Hace nacer de nuevo, digamos así. Una sanación
física y espiritual, todo junto, fruto de un encuentro personal y social.
Imaginamos cómo esta amistad, y la fe de todos los presentes en esa casa, hayan
crecido gracias al gesto de Jesús. ¡El encuentro sanador con Jesús!
Y
entonces nos preguntamos: ¿de qué modo podemos ayudar a sanar nuestro mundo,
hoy? Como discípulos del Señor Jesús, que es médico de las almas y de los
cuerpos, estamos llamados a continuar «su obra de curación y de salvación» (CIC, 1421) en sentido físico, social y
espiritual.
La
Iglesia, aunque administre la gracia sanadora de Cristo mediante los
Sacramentos, y aunque proporcione servicios sanitarios en los rincones más
remotos del planeta, no es experta en la prevención o en el cuidado de la
pandemia. Y tampoco da indicaciones socio-políticas específicas (cfr. S. Pablo
VI, Cart. ap.Octogesima adveniens, 14 de mayo 1971,
4). Esta es tarea de los dirigentes políticos y sociales. Sin embargo, a lo
largo de los siglos, y a la luz del Evangelio, la Iglesia ha desarrollado
algunos principios sociales que son fundamentales (cfr Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 160-208), principios que pueden ayudarnos a
ir adelante, para preparar el futuro que necesitamos. Cito los principales,
entre ellos estrechamente relacionados entre sí: el principio de la dignidad de
la persona, el principio del bien común, el principio de la opción preferencial
por los pobres, el principio de la destinación universal de los bienes, el
principio de la solidaridad, de la subsidiariedad, el principio del cuidado de
nuestra casa común. Estos principios ayudan a los dirigentes, los responsables
de la sociedad a llevar adelante el crecimiento y también, como en este caso de
pandemia, la sanación del tejido personal y social. Todos estos principios
expresan, de formas diferentes, las virtudes de la fe, de la esperanza y del
amor.
En
las próximas semanas, os invito a afrontar juntos las cuestiones apremiantes
que la pandemia ha puesto de relieve, sobre todo las enfermedades sociales. Y
lo haremos a la luz del Evangelio, de las virtudes teologales y de los
principios de la doctrina social de la Iglesia. Exploraremos juntos cómo
nuestra tradición social católica puede ayudar a la familia humana a sanar este
mundo que sufre de graves enfermedades. Es mi deseo reflexionar y trabajar
todos juntos, como seguidores de Jesús que sana, para construir un mundo mejor,
lleno de esperanza para las generaciones futuras (cfr. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 24 de noviembre 2013, 183).
Saludos:
Saludo
cordialmente a los fieles de lengua española. Dios nos invita a colaborar con
Él y, como discípulos de Jesús, médico de las almas y de los cuerpos, continuar
con su obra de curación y de salvación, en sentido físico, espiritual y social.
Que el Señor nos conceda trabajar todos juntos, con un espíritu creativo y
renovado, en la construcción de un mundo mejor, lleno de esperanza para las
futuras generaciones. Que Dios los bendiga.
* * *
Ayer
en Beirut, en la zona del puerto, explosiones fortísimas causaron decenas de
muertos y miles de heridos, y muchas graves destrucciones. Rezamos por las
víctimas y por sus familiares; y rezamos por el Líbano, para que, con el
compromiso de todos sus componentes sociales, políticos y religiosos, pueda
afrontar este momento tan trágico y doloroso y, con la ayuda de la comunidad
internacional, superar la grave crisis que está atravesando.
Resumen leído por el Santo Padre en español
Queridos hermanos y hermanas:
La
pandemia sigue causando dolor y sufrimiento en toda la humanidad, sembrando
muerte y un sinnúmero de enfermos. Además, muchas personas y familias viven un
tiempo de incertidumbre por los problemas socioeconómicos que ha producido y
que producen, y que golpean sobre todo a los más pobres.
Esta
experiencia dramática nos invita a tener nuestra mirada puesta en Jesús que
hace presente el Reino de Dios en medio de nosotros; reino que sana y que
salva; reino de justicia y de paz, que se manifiesta con las obras de caridad
que, a su vez, incrementan la esperanza y refuerzan la fe. Fe, esperanza y
caridad que no son simples sentimientos o actitudes, sino virtudes infusas en
nosotros por la gracia del Espíritu Santo, dones que nos curan y nos ayudan a
curar a los demás, que nos abren nuevos horizontes aun en medio de las
tempestades.
El
Evangelio nos muestra a Jesús que sanaba a los enfermos, no sólo de sus
padecimientos físicos, sino también de sus sufrimientos morales. Los sacaba de
su aislamiento para que se incorporaran de nuevo en la comunidad. Lo vemos, por
ejemplo, en la curación del paralítico de Cafarnaúm, pues Jesús no sólo lo
libra de su parálisis, sino que le renueva la vida tanto a él como a sus
amigos, a través de un encuentro personal y social.
AUDIENCIA
GENERAL PAPA FRANCISCO
Biblioteca del Palacio Apostólico.
Miércoles, 5 de agosto de 2020
FUENTE: VATICAN_VA
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE “CURAR EL MUNDO”:
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO “CURAR EL MUNDO”: 1. INTRODUCCION.
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO “CURAR EL MUNDO”: 2. FE Y DIGNIDAD HUMANA.
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO “CURAR EL MUNDO”: 5. LA SOLIDARIDAD Y LA VIRTUD DE LA FE.
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO “CURAR EL MUNDO”: 6 AMOR Y BIEN COMÚN.
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO “CURAR EL MUNDO”: 7 CUIDADO DE LA CASA COMÚN Y ACTITUD CONTEMPLATIVA.
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO “CURAR EL MUNDO”: 8. SUBSIDIARIEDAD Y VIRTUD DE LA ESPERANZA.
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