Santo
Tomás de Aquino enseñaba que en el mensaje moral de la Iglesia también hay
una jerarquía, en las virtudes y en los actos que de ellas proceden. Allí
lo que cuenta es ante todo «la fe que se hace activa por la caridad» (Ga 5,6).
Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la
gracia interior del Espíritu: «La principalidad de la ley nueva está en la
gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en la fe que obra por el amor». Por
ello explica que, en cuanto al obrar exterior, la misericordia es la mayor de
todas las virtudes: «En sí misma la misericordia es la más grande de las
virtudes, ya que a ella pertenece volcarse en otros y, más aún, socorrer sus
deficiencias. Esto es peculiar del superior, y por eso se tiene como propio de
Dios tener misericordia, en la cual resplandece su omnipotencia de modo
máximo».
Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio” (nº 37)
Papa Francisco.
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