1 Cayetano Giménez
Martín
Nació en Alfornón
(Granada) el 27 de noviembre de 1866.
Estudió
en el Seminario de San Cecilio, residiendo en el Colegio de San Fernando. Fue
un alumno muy brillante que, terminada la licenciatura en teología, hizo tres
años de Derecho Canónico. Su primer destino en Alfornón, su pueblo, lo
simultaneó con los tres cursos de Derecho.
Después
fue coadjutor y párroco de Lújar, párroco de Alboloduy y párroco y arcipreste
de la Iglesia Mayor de la Encarnación de Loja. Era un sacerdote devoto, austero
y caritativo. Un ministro del Señor bueno, sabio, humilde y prudente, un
anciano de aspecto pacífico y venerable. Un hombre de paz que facilitaba, como
arcipreste, las relaciones entre el clero de las tres parroquias de la Ciudad.
Sus feligreses veían que el Siervo de Dios era un enamorado de la Eucaristía
que pasaba grandes ratos de adoración ante el sagrario. Su vida virtuosa dejó
en Loja un recuerdo lleno de veneración.
Tuvo la
posibilidad de abandonar Loja y le ofrecían un camión para ello en el día
decisivo para la ciudad que fue el 23 de julio de 1936, pero él decidió
permanecer en su parroquia. Quemado el templo, buscó refugio en casa de un
médico amigo donde, días después, fue descubierto y detenido. Durante tres días
estuvo en la cárcel hasta que el 8 (ó 9) de agosto, fue fusilado en el
cementerio de Loja, con otras seis personas. El Siervo de Dios dijo: “Quisiera
de todos estos morir yo el último”. Y sucedió como él quiso: fue dando
la absolución a cada uno y finalmente murió gritando: “¡Viva Cristo Rey!”.Ante su
entereza, los asesinos volvían al pueblo diciendo:”¡Vaya con el viejo! ¡Qué valor ha tenido!” Sus restos reposan en el
cementerio de Loja sin identificar. Tenía 69 años.
FUENTE: NOTICIAS DIÓCESIS DE GRANADA.
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