martes, 24 de noviembre de 2020

ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI. MISTERIOS DE DOLOR.


Rezo del Santo Rosario: Misterios Dolorosos
(martes y viernes).

María es una criatura, que ha entendido la vida y la ha vivido: no pasó años cultivando ilusiones o esperando ocasiones, ni llorando por desilusiones, o despertándose en la mañana con una angustia nueva para adormecerse en la noche con una derrota más. Ella tomó de la existencia lo más bello que la existencia puede dar: la fe en lo Eterno; la decisión de vivir minuto a minuto en unión con el Eterno; en esa unión, en esa convivencia, las personas y las cosas se presentan bajo una luz límpida, y al ser amadas pierden el espectro de la complicación.
En su modo de ser no se advierte ningún indicio de autocomplacencia, de amor propio, de orgullo o de aburrimiento: recibía de Dios y de Jesús en la tierra y de José el más grande amor y lo redistribuía a su alrededor. Para definir su conducta, bastaría decir que amaba a todos, amaba a cada uno, amaba siempre: sierva de Dios en la persona de los hijos de Dios.

1. LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS.
Jesús oraba: “Padre mío, si es posible, aparta de mí este cáliz” (Cf. Mt. 26, 36-39).
Cuando te envuelve el silencio, como el recinto alambrado de un campo de concentración, y la ingratitud con el abandono de los hermanos te aísla, piensa en María: y la poesía fluirá como un sol que se apaga en los horizontes de tu fantasía; y tras ella llegarán las gracias del Señor a través de un coloquio cada vez más confiado.
El silencio protege la meditación: y ésta es el coloquio con el Eterno.
Quien imita a María, prefiere callar: no protesta, no explosiona, no se rebela; todo lo encierra en su corazón, por amor de Dios.
El silencio es el ánfora que recoge la palabra, y la protección del espíritu para meditarla.
Quien calla, justamente on el silencio solicita la palabra del otro, el cual, encontrando el vacío, lo llena.
Dios habla, María escucha.
Cuando nos quedamos solos, no queda más que el Crucificado, al que accedemos con más confianza a través de la Madre, que conoció sus angustias
Oremos, por intercesión de María, por los enfermos más graves, para que no pierdan la esperanza y confíen en el amor de Dios Padre.

2. LA FLAGELACIÓN DE JESÚS.
La muchedumbre gritaba: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Entonces Pilato dejó libre a Barrabás y mandó flagelar a Jesús” (Cf. Mc 15, 14-15).
Padeció, con Él, y cada golpe con la caña, cada menosprecio, irrigó de sangre el alma de ella, que fielmente recorrió todas las atrocidades asestadas al hijo.
El martirio moral de ella fue paralelo al martirio físico de Él.
¿Cómo podremos amar a María Desolada, comprenderla (=acogerla con nosotros), y estarle unidos, si no sufriéramos algo también nosotros, si no sorbiéramos una gota de aquel diluvio de angustia que se desplomó sobre su corazón?
Así como en el corazón de la gente humilde se inserta, e hiere, la tragedia del propio tiempo, del mismo modo en el corazón de María se condensó aquella tragedia, que desde la persona del Hijo estaba inundando a la humanidad de todos los tiempos: y, por parte humana, ella fue el centro de ese dolor.
La Desolada.
Oremos, por intercesión de María, por los que provocan el sufrimiento que produce el aborto y la eutanasia.

3. LA CORONACIÓN DE ESPINAS.
Los soldados entretejieron una corona de espinas, y se la pusieron en la cabeza”. (Cf. Mt. 27, 27-30).
María no dio sangre, no subió a la cruz, no fue procesada, no predicó, no obró milagros... Es verdad: pero esto significa que la imitación perfecta se obra en el alma.
No cuentan tanto las formas externas, cuanto la crucifixión interior, el apostolado de la vida, la resistencia, con el espíritu de Cristo, al aburrimiento, al cansancio y la angustia de vivir: la experiencia de la tierra.
El honor de Madre de Dios e habría invertido, a los ojos del mundo, en el deshonor de Madre del condenado.
María aceptó su destino con el solo intento de hacer la voluntad de Dios. Y nunca añadió un comentario a los acontecimientos. Los vivió meditándolos, en el designio del Padre.
María cuando no entiende calla, sabiendo que la palabra de Jesús tiene un valor también en el misterio...
Si no entiende ahora, aquella palabra, meditándola, amándola, custodiándola, poco a poco la comprenderá: la asumirá en sí, para traducirla en obra.
Oremos, por intercesión de María, para que Jesús, Rey de la Paz, detenga las guerras, el terrorismo y todo atentado a la dignidad de la persona humana.

4. JESÚS CONDENADO A MUERTE SUBE AL CALVARIO.
Después de haberse burlado de Él, le quitaron la túnica, le volvieron a poner sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (Mt. 27, 31).
Y con el Vía Crucis de Cristo empezó el Vía Crucis de María, siguiendo sus huellas: un cortejo de legionarios y siervos arrastraba al condenado al lugar del suplicio; y detrás de un cortejo de mujeres acompañaba a la madre. Dos condenados al suplicio de un modo distinto. Una vez, o pasando o en una caída de Él, se encontraron; y Él quedó consolado con aquel llanto de mujer, que significaba una valiente fidelidad, cuando los discípulos, por miedo, se habían dispersado.
El destino de maría, como el de Jesús, es típico: representa el sumo amor y el sumo dolor.
Pero por analogía, y naturalmente en las debidas proporciones, el destino de cada hombre y de cada mujer es análogo: una marcha hacia el calvario.
En la Iglesia estás en tu sitio si eres María, es decir, dispuesto a desaparecer en la sombra, a pasar quizá de un lugar de mando al último lugar de servicio: si ante la autoridad eres la obediencia, ante la fama el desconocido, ante la luz la sombra, frente a la palabra el silencio, frente al Todo la nada, a los pies del Altísimo el más pequeño.
Oremos, por intercesión de María, para que sepamos acompañar la cruz de las madres y de los padres que no encuentran ayuda para que nazcan sus hijos.

5. JESUS MUERE EN LA CRUZ.
Jesús, gritando en voz alta, dijo: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!. Luego dijo: ¡Todo está cumplido! E inclinando la cabeza expiró” (CF. Lc. 23, 46 y Jn. 19, 30).
La actitud más potentemente humana y divina, la única, la de no derrumbarse a los pies del mal (o cruz) es el comportamiento de María; ella stabat; estaba en pie... Bajo la cruz recoge en su regazo aquel cuerpo llagado, que ella trajo al mundo, y permanece, en la deserción de la mayoría, la madre fiel.
Muerto Él, queda ella para sufrir: inicia ella la Iglesia. Cuya misión es completar el sufrimiento de Jesús para incorporar a todos los redimidos en Él.
Por eso, en cuanto se lo permite la naturaleza, María en la pasión repitió a Jesucristo: fue copia de Él, con una entonación materna. Silencia, servicio, sacrificio; ésta fue su vida y éste su mensaje. La pedagogía de María.
A la gruta de Belén se acercaron pastores y cuadrúpedos; ahora, en la colina de la Calavera, no circulan sino madres de los muertos en el patíbulo, otros muertes en el patíbulo: las madres de los ladrones crucificados, de Judas ahorcado, y ella, María, que también entonces se compadeció: también sufrió por aquellas desgraciadas.
A los pies de la cruz, también ella se inmoló en la cruz: no murió para no dejar sola a su criatura, abandonada incluso del Padre.
Oremos, por intercesión de María, para que todas las personas respetemos la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.

Para ir a cada Misterio, pinchar en el enlace respectivo:

FUENTE "ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI", Político y padre familia italiano. (1894-1980). Actualmente está en curso su proceso de beatificación.
Publicado en España por la Fundación Igino Giordani. Publicado originalmente en Piccolo, Genaro (ed. lit.): El rosario meditado con Igino Giordani. Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto, por cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento por escrito de la Fundación Igino Giordani.

viernes, 20 de noviembre de 2020

CALENDARIO DE ADVIENTO 2020 PARA COLOREAR.

Como en años anteriores, os dejamos el Calendario de Adviento para 2020. Nos ayudará para ir acercando a los más pequeños al Tiempo de Adviento, y de esa forma prepararnos para vivir con más conciencia la Navidad. Es una interesante manera de ir preparándonos, especialmente los más pequeños, para recibir a Jesús en Navidad.

Para los más pequeños

En PDF lo podéis encontrar AQUI

Para los más mayores

En PDF lo podéis encontrar AQUI

jueves, 12 de noviembre de 2020

EL ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI. MISTERIOS DE LUZ.


Rezo del Santo Rosario: Misterios de luz
(jueves)

Contemplamos con María la vida de Cristo rezando los misterios de Luz del Santo Rosario. María es la mejor maestra de oración, de escucha de la Palabra, de docilidad al Espíritu de Cristo. El rostro de Jesús le pertenece de un modo especial.
Sólo desde la experiencia de la oración, encuentro profundo con Cristo, crecerá nuestro conocimiento de sus misterios.

1. EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
”Este es mi Hijo muy amado en quien me he complacido” (Cf. Mt. 3, 17)
En María todos los estados son bonitos, porque ha sido concebida sin pecado original, (inmaculada, sin mancha); y purifica, Ella que es la toda pura, todos los actos y todos los estados: “inmaculatiza” el ambiente en el que vive, a cada corazón que la acoge.
En el corazón inmaculado de la Virgen, la “ianua Coeli”: el desfiladero por el que se pasa del tiempo a la eternidad, del dolor al amor, y del exilio se regresa a casa.
Oremos, por intercesión de María, para que los padres tengan la dicha de ver nacer a sus hijos a la vida nueva del Bautismo.

2. LA MANIFESTACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
 “Faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: “Ya no tienen vino” y Jesús le responde: “Mujer, ¿qué quieres que haga? Todavía no ha llegado mi hora”. Su madre dijo a los sirvientes: “Haced lo que Él os diga”. (Cf. Jn. 2, 3-5).
“Haced lo que Él os diga”. Se podría decir que la petición de María modificó el designio divino: ¡Ella podía mucho!.
Examinemos las bodas de Caná.
Madre de la piedad, María dice a Jesús: “Ya no tienen vino”. Una frase concisa, como acostumbraba María, el Silencio: una sola, que expresaba el drama de dos pobres criaturas, dos esposos desconocidos: ¿labradores? ¿artesanos? ¿pastores?.
Tal vez a María nadie le había dicho nada, pero Ella, porque amaba, se había dado cuenta.
Ciertamente hay algunos rasgos más que hoy afectan a su maternidad, su acción mediadora, por la cual siempre es la que fue en Caná: la mujer que asume la pena de las penas de los demás e induce al hijo a actuar.
Oremos, por intercesión de María, para que Jesucristo, Esposo de la Iglesia, santifique con su presencia a todas las familias cristianas.
3. JESÚS ANUNCIA EL REINO DE DIOS E INVITA A LA CONVERSIÓN.
“Después de que Juan fuese encarcelado, Jesús fue a Galilea, proclamando el Evangelio de Dios y decía: “El tiempo ya se ha cumplido y está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc. 1, 14-15).
En realidad, María no se limita a salvar a los hijos que se quedaron en casa, quiere salvar también a los extraviados. Sólo que penetra en las filas de estos no con la violencia –armas, polémica, astucia-, sino con el amor: ¡como Madre!.
Apenas Jesús se manifestó con la luz mesiánica, María se retira en la sombra. María no interpone su persona, como madre celosa que quiere a su hijo sólo para sí.
... Ambos se ofrecen al servicio de la humanidad.
... Para ella, era un martirio vivir alejada, a veces careciendo de noticias durante semanas.
De este modo Jesús predicaba y María pensaba: y el corazón de ella estaba donde pasaban las pies de Él, sobre el trozo de hierba donde Él reposaba su cabeza.
Oremos, por intercesión de María, por la conversión de todas las personas que colaboran en la construcción de una cultura de la muerte.
4. LA TRANSFIGURACIÓN DE JESUS EN EL MONTE TABOR.
“Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y los llevó aparte, a ellos solos, a un monte alto. Allí se transfiguró en presencia de ellos y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos... se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: “Este es mi Hijo amado, ¡escuchadlo”. (Mc. 9, 2-3. 7).
María enseña a vivir para hacer que Jesús crezca en nosotros, para servir al Padre en los hijos, para transformar la plataforma desconectada de la tierra en un altar donde, momento tras momentos, s hacen ofrendas al Señor, transfigurando el trabajo, la enfermedad, la pena en una liturgia amorosa.
Si miras al prójimo con tus ojos y si con tu mente analizas la política, la economía, todas las distintas formas de convivencia, tal vez percibes amargura.
Pero si miras a personas y cosas con los ojos de María, éstas te llenan de piedad; sus lágrimas se impregnan de amor.
A imitación suya, se puede –se debe- renunciar al mundo estando en el mundo: o –lo que es lo mismo- se puede, se debe, transformar el mundo en casa de María.
Entonces cada oficina o taller se transforma en casa de Jesús para, entre papeles y moho, chillidos y estrépitos, vivir con Él, siempre con Él.
Oremos, por intercesión de María, para que sepamos descubrir la belleza y dignidad de todos los niños que sufren limitaciones físicas o psíquicas.
5. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
“Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, entregado por vosotros; haced esto en memoria mía” (Lc. 22, 19).
Al acercarse la Pascua María subió a Jerusalén. Quizás asistió a la entrada triunfal con palmas. ¡Quién sabe si la sala arreglada, donde el Señor deseó comer la Pascua con los Apóstoles antes de partir, no hubiese estado preparada por la madre y por las mujeres que seguían a Jesús!.
A pesar de no haber asistido al banquete pascual con los hombres, tal vez pudo haber visto la celebración eucarística: aquella carne y aquella sangre primeramente se habían formado en ella, de ella, de tal modo que le debió parecer que los ofrecía ella misma y que se ofrecía a si misma.
Ahora bien, la sangre de Jesús fue primeramente sangre de María. Fue ella quien le dio la substancia humana. Fue de la carne suya de donde el Verbo se hizo carne...
De la misma manera, la sangre procedente de María fue la que se derramó en la cruz...
Por eso, incluso primeramente plasmado en el corazón de María, nutriéndonos del pan de los ángeles, nos nutrimos del cuerpo y sangre de un Dios, que en cierto modo es cuerpo y sangre de una Virgen, que es Madre de Dios.
Cristo, en resumidas cuentas, era hostia suya, de ella, pero suya de uno modo único, y dada con el mismo corazón del Inmolado.
Por eso, ya desde el principio, se la llamó, raíz, engendradora y causa de este sacrificio”; y como esto incluye el prodigio eucarístico, la liturgia etiópica canta: “María, que es la gloria de todos nosotros y para nosotros dio luz a la Eucaristía”.
Oremos, por intercesión de María, para que aprendamos a amar como Cristo en la Eucaristía y entreguemos nuestra vida a los demás.
Para ir a cada Misterio, pinchar en el enlace respectivo:


FUENTE "ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI", Político y padre familia italiano. (1894-1980). Actualmente está en curso su proceso de beatificación.
Publicado en España por la Fundación Igino Giordani. Publicado originalmente en Piccolo, Genaro (ed. lit.): El rosario meditado con Igino Giordani. Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto, por cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento por escrito de la Fundación Igino Giordani.

martes, 3 de noviembre de 2020

EL ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI. MISTERIOS DE GOZO.


Rezo del Santo Rosario: Misterios Gozosos 
(lunes y sábados).

¡María!
Basta su nombre para purificar un alma, para ahuyentar una tentación, para perturbar una pasión.
El nombre de María, en medio de los cuidados de cuanto se recoge, de la fatiga y de la economía, introduce una poesía virginal que socialmente se convierte en una victoria sobre los egoísmos y en un recuerdo de las obligaciones de la solidaridad.
María: así la llamaban sus padres y sus familiares y sus vecinos de casa en Nazaret.
De ese modo en cada Ave maría volvemos todos a llamarla de un modo familiar.

1. LA ANUNCIACIÓN DEL ÁNGEL AL MARÍA.
”María dijo: “He aquí la esclava del Señor: hágase en mi según tu palabra” (Cf. Lc. 1, 26-28)
“He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.
Era la aceptación: sencilla y explícita, como la acción de Dios. La aceptación que disolvía el drama del cielo en la tierra, que sellaba la colaboración de María con Dios, que daba a Jesús la Madre deseada desde siempre. A partir de ese instante comenzó la Redención.
María entra en la historia mientras reza.
El Arcángel la sorprende en oración.
Su alegría es rezar. Y rezar es hablar con el Señor, derramarse en Él.
María se perdía a sí misma y encontraba al eterno
Oremos, por intercesión de María, para que el Espíritu Santo nos enseñe el valor sagrado de la vida humana desde el instante de su concepción.

2. LA VISITA DE MARÍA A SANTA ISABEL.
“Isabel exclamó con gran voz: ¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el gruto de tu vientre” (Cf. Lc. 1, 39-56)
“María une la alabaza a Dios al programa de renacimiento del hombre: la que se profesa ancilla Domini, sierva del Señor, después de la encarnación corre inmediatamente a hacer de sierva de la anciana Isabel: a hacer de ancilla hominis.
La Virgen de Nazaret había ido donde su pariente no para entornar himnos, sino para servir en la cocina, en el lavadero, en los campos.
Per servir es amar: y cuando en las casas más humildes sobreviene el Espíritu Santo, incluso una criada adquiere inspiraciones de poesía, dialoga con Dios, sube a las alturas de la mística.
Bastó la presencia de María, una palabra suya de saludo, para que saltase surgiese a la vida e irrumpiese el Espíritu de Dios. A donde se acerca María, la vida triunfa sobre muerte, la esterilidad, y Dios pone su morada en nosotros.
Oremos, por intercesión de María, para que nos enseñe a acoger y acompañar a las mujeres embarazadas, especialmente a las que atraviesan graves dificultades.

3. EL NACIMIENTO DE JESÚS.
“María... dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo colocó en un pesebre”. (CF. Lc. 2, 1-20).
Entre los títulos que la piedad de las generaciones le dan a María, el más bonito, el más comprometido, es el de Theotokos, madre de Dios, Dei genitrix. Título grande que no entra en la capacidad humana: una criatura que engendra al Creador.
Aquí las mentes vacilan, aquí, en este título, se inserta el núcleo de la revolución divina, merced a la cual el hombre queda asociado a Dios, hecho de su familia.
“También tú puedes convertirte en madre del Redentor”, enseñaban los Padres al alma cristiana, a cada alma. Y esto enseña María. También fuera de los conventos, incluso en el taller, en el campo, en las oficinas en cualquier actividad.
En la persona de auténticos cristianos, la maternidad de María sigue dando Cristo al mundo. Por eso nos encomendamos a María, sierva del Señor, para dar Jesús al mundo.
Ella continúa cuidando a Jesús en nosotros a fin de que, disuelto el yo, no vivamos ya cada uno de nosotros, sino que vida Cristo en nosotros.
María pasó días, semanas, años en un trabajo siempre igual, sin distracciones, come sin agua y sin suficiente pan, bajo un cielo tórrido o gélido, entre palmeras arrugadas.
Y a pesar de todo, en el seno de ese tedio humano, ella cumplió la integración divida trasladando a la tierra las alegría del Paraíso, hasta dar a Jesús la humanidad.
Oremos, por intercesión de María, para que las familias sean el santuario de la vida y que toda mujer tenga la dicha de ver nacer a sus hijos.

4. LA PRESENTACIÓN DE JESUS EN EL TEMPLO.
“Simeón los bendice y a María le dice: “Él será signo de contradicción... y a ti una espada te atravesará tu alma” (CF. L. 2, 22-40).
Ella daba amor y recibía una espada. Y tal vez, la pobre joven madre, apretando al pequeño contra su pecho con un movimiento de protección y cubriéndolo con su velo, entrevió un perfil de cruz, de muchas cruces. Y un presentimiento de persecuciones le hincó la punta de aquella espada, que Simeón le había predicho. Aquella espada con su lama traspasaría el alma de la humanidad.
Lo que más impresiona es el silencio de María.
Él le pide continua renuncias, las más crudas para el corazón de una madre: y ella guarda silencio dando su consenso. Ella es el silencio, como Él es la Palabra: ella es el vacio y aquella palabra lo colma.
En su pecho penetran siete espadas: pero ella no lo elude: presta su persona al dolor para participar en la redención. Él sangra en el cuerpo, ella sangra en el alma.
Desde la tremenda profecía de Simeón, desde el silencio, ha sido ésta su aportación a la pasión del Hijo.
Oremos, por intercesión de María, para que reconozcamos que cada niño es un don de Dios.

5. JESÚS PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO.
“Después de tres días encontraron a Jesús en el templo, sentado en medio de los doctores”. (CF. Lc 2, 41-52).
Al igual que ella, la cristiandad, cuando en las horas nocturnas le parezca que ha perdido al Salvador, con tormento llamará en la oscuridad: “Jesús!... ¡Jesús!...
Desde entonces ese nombre del amor se convirtió a su vez en efusión de angustia: ¡referencia del desconcierto! Invocación del Eterno sobre la tierra negra.
Lo que Jesús pedía a María era la renuncia de su sangre, del afecto humano; como ofrenda a la misión divina tenía qu darlo todo: incluso el amor de su hijo, por amor de su misión; dilatar el corazón a un amor universal.
En las pocas palabras que María pronunció y que nos trnsmiten los Evangelios, está aquellas, tan llenas de pena y a la vez delicadas, dichas a Jesús a los doce años, cuando lo encontró en el Templo de Jerusalén, después de tres días de búsqueda: “Hijo, ¿por qué has hecho esto?”.
Más tarde, durante la predicación del Hijos, María aprende de sus enseñanzas estando en medio de la muchedumbre. En el anonimato, Jesús la relega entre las turbas, porque así la educa al desapego. Este desaparecer de María entre las masas que seguían al Salvador, nos tiene que enseñar también a nosotros a desaparecer en ese servicio, sin pretender nada.
A nosotros nos toca desaparecer, no disponiendo de otro derecho que el de amar.
Oremos, por intercesión de María, para que todos los matrimonios que, respondiendo a su vocación, buscan un hijo, puedan concebirlo o adoptarlo.

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FUENTE "ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI", Político y padre familia italiano. (1894-1980). Actualmente está en curso su proceso de beatificación.
Publicado en España por la Fundación Igino Giordani. Publicado originalmente en Piccolo, Genaro (ed. lit.): El rosario meditado con Igino Giordani. Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto, por cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento por escrito de la Fundación Igino Giordani.

domingo, 1 de noviembre de 2020

PV NOVIEMBRE DE 20: BIENAVENTURADOS LOS QUE LLORAN, PORQUE ELLOS SERAN CONSOLADOS.

 


PALABRA DE VIDA DE NOVIEMBRE DE 2020.

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados» (Mt 5, 5).

¿Quién no ha llorado nunca en su vida? Y ¿quién no se ha cruzado con personas cuyo sufrimiento rebosa entre las lágrimas? Hoy, cuando los medios de comunicación nos traen a casa imágenes de todo el mundo, corremos el peligro de acostumbrarnos, de endurecer el corazón ante una corriente de dolor que puede llegar a arrollarnos.

También Jesús lloró (cf. Jn 11,35; Lc 19,41) y conoció el llanto de su pueblo, víctima de la ocupación extranjera. Muchos enfermos, pobres, viudas, huérfanos, marginados y pecadores acudían a Él para escuchar su Palabra sanadora y ser curados en el cuerpo y en el alma.

En el Evangelio de Mateo, Jesús es el Mesías que cumple las promesas de Dios a Israel, y por eso anuncia:

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados».

Jesús no es indiferente a nuestra tribulación, y se implica personalmente en curar nuestro corazón de la dureza del egoísmo, en colmar nuestra soledad y dar fuerza a nuestra acción.

Así dice Chiara Lubich en su comentario a esta misma Palabra del Evangelio: «[...] Con estas palabras suyas, Jesús no quiere ofrecer a quien es infeliz una simple resignación, prometiéndole una compensación futura. Él piensa también en el presente. Pues su Reino, aunque no de manera definitiva, está ya aquí. Está presente en Jesús, el cual, al resucitar de una muerte sufrida con la mayor aflicción, venció a la muerte. Y está presente también en nosotros, en nuestro corazón de cristianos: Dios está en nosotros. La Trinidad ha hecho morada en él. Así pues, la bienaventuranza anunciada por Jesús puede hacerse realidad ya desde ahora. [...] Los sufrimientos pueden perdurar, pero hay un nuevo vigor que nos ayuda a llevar las pruebas de la vida y a ayudar a los demás en sus penas, a superarlas, a verlas como Él las vio y las aceptó: como medio de redención».

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados»,

Siguiendo las enseñanzas de Jesús, podemos aprender a ser, los unos para los otros, testigos e instrumentos del amor tierno y creativo del Padre. Es el nacimiento de un mundo nuevo, que sanea desde la raíz la convivencia humana y atrae la presencia de Dios entre los hombres, fuente inagotable de consuelo para enjugar las lágrimas.

Lena y Philippe, libaneses, compartieron así su experiencia con los amigos de su comunidad eclesial: «Queridos todos, os damos las gracias por vuestras felicitaciones de Pascua, tan especial este año. Estamos bien y procuramos estar atentos para no exponernos al virus. Sin embargo, como estamos en primera fila en la acción «Parrainaqe Líban», no siempre podemos quedarnos en casa; salimos cada dos días más o menos para proveer a las necesidades urgentes de varias familias: dinero, ropa, comida, artículos de farmacia, etc. Ya antes de la Covid-19 la situación económica del país era muy dura, y ahora ha empeorado, como en todo el mundo. Pero la Providencia no nos falla: lo último llegó la semana pasada de un libanés que vivía fuera del país. Le pidió a Lena asegurar una comida completa, tres días a la semana, para doce familias durante todo el mes de abril. Una bonita confirmación del amor de Dios, que no se deja vencer en generosidad».

LETIZIA MAGRI