Rezo del Santo Rosario: Misterios de
luz
(jueves)
Contemplamos
con María la vida de Cristo rezando los misterios de Luz del Santo Rosario. María es la mejor maestra de oración, de
escucha de la Palabra, de docilidad al Espíritu de Cristo. El rostro de Jesús
le pertenece de un modo especial.
Sólo
desde la experiencia de la oración, encuentro profundo con Cristo, crecerá
nuestro conocimiento de sus misterios.
1. EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
”Este es mi Hijo muy amado en quien me he
complacido” (Cf.
Mt. 3, 17)
En María
todos los estados son bonitos, porque ha sido concebida sin pecado original,
(inmaculada, sin mancha); y purifica, Ella que es la toda pura, todos los actos
y todos los estados: “inmaculatiza” el ambiente en el que vive, a cada corazón
que la acoge.
En el
corazón inmaculado de la Virgen, la “ianua Coeli”: el desfiladero por el que se
pasa del tiempo a la eternidad, del dolor al amor, y del exilio se regresa a
casa.
Oremos,
por intercesión de María, para que los padres tengan la dicha de ver nacer a
sus hijos a la vida nueva del Bautismo.
2. LA MANIFESTACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE
CANÁ.
“Faltando
el vino, la madre de Jesús le dijo: “Ya no tienen vino” y Jesús le responde:
“Mujer, ¿qué quieres que haga? Todavía no ha llegado mi hora”. Su madre dijo a
los sirvientes: “Haced lo que Él os diga”. (Cf. Jn. 2, 3-5).
“Haced lo
que Él os diga”. Se podría decir que la petición de María modificó el designio
divino: ¡Ella podía mucho!.
Madre de
la piedad, María dice a Jesús: “Ya no tienen vino”. Una frase concisa, como
acostumbraba María, el Silencio: una sola, que expresaba el drama de dos pobres
criaturas, dos esposos desconocidos: ¿labradores? ¿artesanos? ¿pastores?.
Tal vez a
María nadie le había dicho nada, pero Ella, porque amaba, se había dado cuenta.
Ciertamente
hay algunos rasgos más que hoy afectan a su maternidad, su acción mediadora,
por la cual siempre es la que fue en Caná: la mujer que asume la pena de las
penas de los demás e induce al hijo a actuar.
Oremos,
por intercesión de María, para que Jesucristo, Esposo de la Iglesia, santifique
con su presencia a todas las familias cristianas.
3. JESÚS ANUNCIA EL REINO DE DIOS E INVITA A LA
CONVERSIÓN.
“Después de que Juan fuese encarcelado, Jesús
fue a Galilea, proclamando el Evangelio de Dios y decía: “El tiempo ya se ha
cumplido y está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc. 1, 14-15).
En
realidad, María no se limita a salvar a los hijos que se quedaron en casa,
quiere salvar también a los extraviados. Sólo que penetra en las filas de estos
no con la violencia –armas, polémica, astucia-, sino con el amor: ¡como Madre!.
Apenas
Jesús se manifestó con la luz mesiánica, María se retira en la sombra. María no
interpone su persona, como madre celosa que quiere a su hijo sólo para sí.
... Ambos
se ofrecen al servicio de la humanidad.
... Para
ella, era un martirio vivir alejada, a veces careciendo de noticias durante
semanas.
De este
modo Jesús predicaba y María pensaba: y el corazón de ella estaba donde pasaban
las pies de Él, sobre el trozo de hierba donde Él reposaba su cabeza.
Oremos,
por intercesión de María, por la conversión de todas las personas que colaboran
en la construcción de una cultura de la muerte.
4. LA TRANSFIGURACIÓN DE JESUS EN EL MONTE
TABOR.
“Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y
los llevó aparte, a ellos solos, a un monte alto. Allí se transfiguró en
presencia de ellos y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos...
se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: “Este
es mi Hijo amado, ¡escuchadlo”. (Mc. 9, 2-3. 7).
María
enseña a vivir para hacer que Jesús crezca en nosotros, para servir al Padre en
los hijos, para transformar la plataforma desconectada de la tierra en un altar
donde, momento tras momentos, s hacen ofrendas al Señor, transfigurando el
trabajo, la enfermedad, la pena en una liturgia amorosa.
Si miras
al prójimo con tus ojos y si con tu mente analizas la política, la economía,
todas las distintas formas de convivencia, tal vez percibes amargura.
Pero si
miras a personas y cosas con los ojos de María, éstas te llenan de piedad; sus
lágrimas se impregnan de amor.
A
imitación suya, se puede –se debe- renunciar al mundo estando en el mundo: o
–lo que es lo mismo- se puede, se debe, transformar el mundo en casa de María.
Entonces
cada oficina o taller se transforma en casa de Jesús para, entre papeles y
moho, chillidos y estrépitos, vivir con Él, siempre con Él.
Oremos,
por intercesión de María, para que sepamos descubrir la belleza y dignidad de
todos los niños que sufren limitaciones físicas o psíquicas.
5. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
“Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo
partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, entregado por vosotros; haced
esto en memoria mía”
(Lc. 22, 19).
Al
acercarse la Pascua María subió a Jerusalén. Quizás asistió a la entrada
triunfal con palmas. ¡Quién sabe si la sala arreglada, donde el Señor deseó
comer la Pascua con los Apóstoles antes de partir, no hubiese estado preparada
por la madre y por las mujeres que seguían a Jesús!.
A pesar de no haber asistido al banquete pascual con los hombres, tal vez pudo haber visto la celebración eucarística: aquella carne y aquella sangre primeramente se habían formado en ella, de ella, de tal modo que le debió parecer que los ofrecía ella misma y que se ofrecía a si misma.
A pesar de no haber asistido al banquete pascual con los hombres, tal vez pudo haber visto la celebración eucarística: aquella carne y aquella sangre primeramente se habían formado en ella, de ella, de tal modo que le debió parecer que los ofrecía ella misma y que se ofrecía a si misma.
Ahora
bien, la sangre de Jesús fue primeramente sangre de María. Fue ella quien le
dio la substancia humana. Fue de la carne suya de donde el Verbo se hizo
carne...
De la
misma manera, la sangre procedente de María fue la que se derramó en la cruz...
Por eso,
incluso primeramente plasmado en el corazón de María, nutriéndonos del pan de
los ángeles, nos nutrimos del cuerpo y sangre de un Dios, que en cierto modo es
cuerpo y sangre de una Virgen, que es Madre de Dios.
Cristo,
en resumidas cuentas, era hostia suya, de ella, pero suya de uno modo único, y
dada con el mismo corazón del Inmolado.
Por eso,
ya desde el principio, se la llamó, raíz, engendradora y causa de este
sacrificio”; y como esto incluye el prodigio eucarístico, la liturgia etiópica
canta: “María, que es la gloria de todos nosotros y para nosotros dio luz a la
Eucaristía”.
Oremos,
por intercesión de María, para que aprendamos a amar como Cristo en la
Eucaristía y entreguemos nuestra vida a los demás.
Para
ir a cada Misterio, pinchar en el enlace respectivo:
FUENTE
"ROSARIO MEDITADO CON IGINO GIORDANI", Político y padre familia
italiano. (1894-1980). Actualmente está en curso su proceso de beatificación.
Publicado
en España por la Fundación Igino
Giordani. Publicado
originalmente en Piccolo, Genaro (ed. lit.): El rosario meditado con Igino
Giordani. Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto, por
cualquier medio o procedimiento, sin el consentimiento por escrito de la
Fundación Igino Giordani.
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