Después, tras el Sábado Santo, llegará el Domingo de Pascua. Él es el Resucitado,
Él es la Resurrección y la Vida también para nosotros. Digámosle, quizás, por
primera vez, gracias por la vida que tendremos después y no terminará.
Prometámosle pensar a menudo, hacer nuestros mejores proyectos no sólo para
esta vida sino para aquella más importante.
Digámosle que también mañana queremos ser su
gloria, su alegría, y deseamos gastar ésta (vida) para que de muchos, de muchísimos,
reciba todavía alegría y gloria.
FUENTE:
Texto de Chiara Lubich, extraído de la conexión del 16 de abril de 1981 sobre
el Triduo Pascual
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