Es Viernes Santo, Jesús Abandonado. No
hay mejor día que hoy a las tres de la tarde para volver a hacer solemnemente
nuestra consagración a Él, renovando nuestro propósito de gastar la vida que
tenemos, amándolo siempre, enseguida, con alegría.
Que cuando besemos al Crucificado, Jesús reciba de
nuestros corazones, esparcidos por todo el mundo, esta promesa solemne. Será el
mejor modo para celebrar el Viernes Santo con Él, y Él nos ayudará a hacernos
santos para su gloria, para la alegría de María y como un don recíproco.
FUENTE:
Texto de Chiara Lubich, extraído de la conexión del 16 de abril de 1981 sobre
el Triduo Pascual
No hay comentarios:
Publicar un comentario