Carta de información a los diocesanos sobre la próxima beatificación
de los mártires de Almería
Queridos diocesanos:
1. El pasado 7 de noviembre del año en curso
de 2016, en el contexto de la Jornada martirial, leíamos en público el
listado de los mártires de Almería que van a ser beatificados, una vez que así
lo ha decretado el Santo Padre y tras años de estudio de la Causa y
pormenorizado examen de la misma. En esta Jornada comenzábamos a dar noticia de
la identidad de los mártires de Almería incluidos en la Causa «José
Álvarez Benavides y de la Torre y 114 compañeros muertos en odio a la fe», que
serán beatificados en nuestra Iglesia diocesana en fecha ya cercana, apenas
terminen los trabajos de preparación y el despliegue de la logística que este
hecho extraordinario en la historia contemporánea de nuestra diócesis lleva
consigo.
Con fecha del pasado 15 de junio, en la Carta
a los diocesanos «El Papa Francisco manda promulgar el “Decreto de
martirio” de los mártires de Almería», comunicaba a la Iglesia diocesana
que había terminado el recorrido para la Beatificación de la Causa de los
Mártires de Almería.
De la red |
El proceso ordinario de esta Causa se instruyó
en la diócesis de Almería del 11 de abril de 1995 y 21 de mayo de 1998. La
Congregación había concedido el preceptivo nihil obstat el 8 de julio
de 1993 para el formato primero de esta Causa, que constaba de 93 Siervos de
Dios iniciales, candidatos a la beatificación. Sin embargo, los trabajos de
campo y la encuesta llevada a cabo por la Comisión histórica diocesana,
constituida al efecto para investigar los hechos que justifican la Causa,
aconsejaban la incorporación de más de una veintena de candidatos a su
inclusión en la Causa por haber sufrido la muerte por odio a la fe con las
características propias del martirio. Tras la consulta realizada a la
Congregación romana para las Causas de los Santos, ésta respondería aceptando
la inclusión de los nuevos candidatos con el nihil obstat preceptivo
el 17 de noviembre de 1998.
Una vez concluido el proceso diocesano en
la sesión pública del 26 de febrero al 9 de abril de 1999, la Congregación
declaró la validez del mismo, es decir, haberse realizado sobre los
supuestos de martirio y mediante los procedimientos conforme al derecho de la
Iglesia y la normativa sobre las causas de canonización. No obstante, una vez
declarada la validez del proceso diocesano, la Congregación prorrogó el mandato
del tribunal diocesano un tiempo suplementario, con miras a una consolidación
testimonial probatoria suficientemente bien fundada. El tribunal diocesano
realizó este trabajo complementario del 15 de julio al 26 de agosto de 1999. La
Congregación nombró a continuación Relator de la Causa a Mons. José Luis
Gutiérrez, quien durante años ha sido relator de múltiples causas de beatos y
santos españoles.
2. Es preciso distinguir entre caídos de
la guerra civil y mártires de la persecución religiosa por odio a la fe
(“in odium fidei”). Los caídos de uno u otro bando en guerra, fueron muertos en
acciones bélicas en legítima defensa de sus ideas mediante las armas.
Defendieron el orden político que creían justo y sucumbieron en las acciones de
guerra o en retaguardia asesinados por sus enemigos en razón de los principios
políticos que defendían. Los mártires, en cambio, para ser reconocidos como
tales por la Iglesia tienen que haber padecido la muerte por amor a Cristo y al
Evangelio, por el hecho de ser sacerdotes, religiosos o religiosas, cristianos
seglares que sin militar en las acciones bélicas practicaban la fe que
profesaban, acudiendo a Misa, rezando el Rosario, adorando el Santísimo
Sacramento como los adoradores nocturnos; por haber militado en la Acción
Católica como cristianos entregados al apostolado de la Iglesia.
Los siervos de Dios que van a ser
beatificados en razón del martirio sufrido, igual que los ya beatificados con
anterioridad en Roma y Tarragona, y otros en menor número también en diócesis
distintas de España. No son preferidos por la Iglesia por ser de uno de los
bandos enfrentados en la guerra, sino por haber muerto por amor a Cristo y por
su causa. Los mártires no han tomado parte en la confrontación violenta de los
bandos enfrentados, sino que han sido víctimas de la violencia ejercida contra
ellos a causa de su fe. Quienes dieron muerte a los mártires pudieron hacerlo
porque los incluían en un bando, pero les dieron muerte porque eran aquellos
que querían excluir de tener parte en la sociedad en razón de la fe que
profesaban y que los perseguidores pretendían erradicar.
La Iglesia encomienda a todos los que
murieron víctimas de la violencia, porque encomienda a todos los difuntos a la
misericordia de Dios, pero no beatifica ni reconoce como mártires de la fe a
los caídos en guerra, sino a los que murieron por Cristo en razón de la fe que
profesaban. Los mártires fueron perseguidos y muertos “en odio a la fe” desde
los comienzos de la Iglesia, víctimas en ocasiones de crudelísimas torturas y
amputaciones de miembros, actos acompañados de blasfemias, incitación al
abandono de la fe, a la comisión de actos sacrílegos e impuros, arrastrados a
la muerte con mofa de sus creencias religiosas de las que se pretendían sus
perseguidores que los mártires renegaran, incluso con el señuelo de salvarles
la vida.
3. Los siervos de Dios de esta
Causa son 94 sacerdotes, uno de los cuales es religioso franciscano (P. Gabriel
Olivares Roda OFM), y 22 son seglares. De éstos, 20 son varones, y dos mujeres
cuyos nombres brillan con luz propia: Emilia Fernández Rodríguez, la “Canastera
de Tíjola”, gitana de raza y mártir del Rosario, de 23 años; y Carmen Godoy
Calvache, de 49 años, que padeció una cruel tortura antes de su muerte.
La Positio es el término técnico
que designa la descripción de los hechos investigados por la Comisión histórica
y por las encuestas diversas de testimonios. Su elaboración es laboriosa y
exige un gran rigor metodológico para llegar a la verdad de los hechos
acaecidos y extraer de los mismos la valoración que permita considerar con
sólida argumentación que los mártires fueron muertos por su fe. La Positiode
los mártires de Almería consta de dos volúmenes: en el primero se contiene
la descripción de los hechos y los datos esenciales de la causa; en el segundo,
muy voluminoso, recoge la documentación y los testimonios sobre cada uno de los
Siervos de Dios, que avalan la descripción que se ofrece en volumen primero,
por lo cual recibe el nombre de Summarium.
La Positio ha ordenado el estudio
de los mártires en 9 grupos que se han confeccionados por la fecha y el lugar
del martirio, según decisión de la Comisión histórica que realizó la labor de
campo y la encuesta testimonial, agrupación que asimismo fue asumida por el
tribunal diocesano. Téngase en cuenta que la diócesis de Almería era durante la
persecución geográficamente mucho más limitada que la que la configuración
geográfica que hoy tiene, coincidente con la misma extensión de la provincia
civil de Almería, por ello algunos de los sacerdotes pertenecían por entonces a
las diócesis de Guadix y Granada, si bien por ser almerienses y haber muerto en
Almería se han incluido en la Causa, salvo las excepciones que han requerido la
autorización de los obispos de Granada (Mártires de Turón), Zaragoza y Cuenca
para aquellos siervos de Dios que fueron martirizados fuera de la diócesis de
Almería.
4. La Positio se redactó en su día
con los trabajos de campo de la encuesta de los testigos y la investigación de
los hechos realizada por la Comisión histórica. Por esto sólo pudo componerse
una vez concluido el proceso diocesano, durante el cual se programaron y
ordenaron las acciones de recogida de datos y conocimiento de los hechos que
pudieran ser susceptibles de ser interpretados razonablemente como hechos
propiamente de martirio a causa de la fe. Sólo después del proceso diocesano
interviene la Congregación para las Causas de los Santos, sin cuyo nihil
obstat no hubiera podido comenzar el proceso diocesano. Concluido este
proceso mediante la sesión solemne de clausura, es enviada a la Congregación el
conjunto documental que acredita el proceso y, una vez examinados los
documentos por los expertos de la Congregación y los resultados del proceso
diocesano, la Congregación declara la validez del mismo, nombra al Relator de
la Causa, que en el caso de los mártires de Almería recayó en la persona de
Mons. José Luis Gutiérrez, y se dio paso a la elaboración de la Positio.
El laborioso trabajo de confeccionar la Positio se
confía al Postulador diocesano, que en el caso de los mártires de
Almería correspondió, por decisión del Obispo de Almería y la generosa
aceptación del propio postulador designado, al sacerdote de la diócesis de Jaén
Rvdo. D. Rafael Higueras Álamo. Como acabamos de indicar el postulador realizó
la labor de redacción de la Positio ateniéndose a los datos de la
Comisión histórica y los resultados de la encuesta testimonial y siguió en todo
momento las orientaciones del Relator romano de la Causa.
La misión de este Relator es la de sacar
adelante la Causa juntamente con el Postulador romano. Este último es distinto
del postulador diocesano y durante estos últimos años ha cambiado varias veces
por distintos motivos: primeramente había sido el profesor de Derecho Canónico
Dr. Juan Sánchez y Sánchez, en su condición de agente de preces del
Episcopado Español ante la Santa Sede. En 2003, una vez entregada la Positio,
nombré postulador a D. Rafael Higueras Álamo, que permaneció algún tiempo a
caballo entre Jaén y Roma ocupándose de nuestra Causa. Después fue postuladora
la Señora Silvia Correale, postuladora de la Causa de virtudes del Cura Valera;
y ante el posible estancamiento de la Causa, consideré prudente cambiar a la
postuladora y nombrar al nuevo agente de preces, una vez jubilado el profesor
Juan Sánchez y Sánchez. Se hizo cargo de la Causa martirial almeriense el nuevo
agente de preces D. Tomás Amable Olano. Estos dos postuladores, sacerdotes
operarios diocesanos, ya fallecieron, de modo que fueron sustituidos por D.
Santiago Luis de Vega Alonso, nuevo agente de preces de los obispos españoles y
también sacerdote operario dicoesano.
5. Llegamos así a la intervención de los teólogos,
cuyo trabajo ha consistido en comprobar la verdad del martirio, desde el punto
de vista material y formal. Desde el primero, el punto de vista material,
el martirio requiere que quienes dieron muerte a los Siervos de Dios (“ex
parte persecutorum”) actuaran “en odio a la fe”. Desde el punto de
vista formal: que los Siervos de Dios hayan vivido como entrega martirial
a la voluntad de Dios y configurados con Cristo su propia muerte (“ex
parte victimarum”).
Los votos de los teólogos son examinados por
los miembros de la «Congreso peculiar de la Congregación de las Causas de
los Santos», en la cual toma parte el Promotor de la Fe en calidad de
Presidente, de uno o más notarios-actuarios y de los consultores teólogos previstos,
cuyos votos son sometidos a examen por el Congreso. En nuestro caso, el número
de expertos teólogos en la materia eran 6 presentes y dos ausentes. Estos
últimos enviaron sus votos para examen del Congreso, que tuvo lugar el 28 de
mayo de 2013, bajo la presidencia del Rvdmo. Mons. Carmelo Pellegrino. La
selección aprobatoria de los siervos de Dios que los convierte en candidatos
inmediatos a la beatificación es el filtro final antes de la intervención de la
Comisión de cardenales. Tras la
sesión de esta comisión el pasado mes de junio, el Santo Padre decidió la
publicación del Decreto de Martirio de 14 de junio de 2016. La Causa
reza como «José Álvarez-Benavides y de la Torre, Deán del Capítulo de la
Catedral y 114 compañeros muertos en odio a la fe».
6. El camino de la beatificación. A
partir del decreto de martirio, hemos tomado el camino de la beatificación.
Naturalmente, fijar la fecha de la beatificación requiere algunas etapas
previas.
1º. Exhumación de los restos. La primera
es la exhumación de los restos de los mártires, cuya ubicación no siempre es
conocida. De los 115 mártires que han finalizado la Causa, sólo los restos de
pocos más de treinta están localizados en Almería, algunos se hallan
depositados en iglesias y panteones y tumbas de otras provincias. El exhumado y
catalogación de reliquias es delicado y tiene sus propias técnicas. A ello se
añaden los permisos de las autoridades sanitarias y autorizaciones civiles
pertinentes conforme a norma. La comisión canónica constituida a tal
efecto por el Obispo diocesano está formada por un Juez instructor, el Promotor
de Justicia, notario (o notarios), médicos forenses y otros miembros.
2º. Determinación del lugar sagrado o lugares
donde será depositada para su veneración por los fieles la urna de las
reliquias de los mártires y fijación de destinos para los restos de los
mártires.
3º. Catalogación de reliquias y su
distribución según la mente de la Iglesia, para lo cual es necesaria la
colaboración de una empresa especializada. Se ha elegido la prestigiosa empresa
«Colombo» de Milán, que asimismo confeccionará la medalla conmemorativa.
4º. Composición del tapiz-cuadro de la
beatificación.
5º. Lugar donde se celebrará la misa de
beatificación, que lógicamente requiere la necesaria idoneidad, cumpliendo la
normativa civil y canónica para su normal desarrollo.
7. Estas y otras acciones requieren previsión
y despliegue de una logística acorde con la naturaleza de tan significativo
acontecimiento para la historia de la Iglesia diocesana. Se trata, en efecto,
de un acontecimiento que ha de fortalecer el testimonio de la fe que los
cristianos de hoy estamos llamados a dar en el contexto de la sociedad de
nuestros días. No podemos vivir de la nostalgia de un pasado que no vuelve,
pero tampoco podemos ignorar el pasado que genéticamente da razón de quiénes
somos y a quiénes nos debemos. Del pasado nos viene la tradición de la fe que
da identidad a la Iglesia de Cristo, peregrina en la historia de los hombres y
a su servicio. Del pasado nos ha sido transmito con la fe el ejemplo que para
nosotros representan los mejores discípulos de Cristo: los mártires que
sellaron con su sangre la fe que profesaron, y los santos que vivieron el
seguimiento de Cristo en vida cotidiana de forma heroica, es decir, como
verdaderos virtuosos de la santidad, no por lo que hicieron de extraño a la
vida humana, sino por haberla vivido en la presencia de Dios y en fidelidad a toda
prueba a la voluntad divina y al discipulado de Cristo.
La comunión de los santos es transversal al
tiempo y a la historia y es, por eso mismo, comunión con los hermanos que nos
precedieron y van delante de nosotros a la luz de Cristo resucitado, en quien
se recapitula la historia y quien la atrae a sí para, por la acción del
Espíritu Santo, consumarla en Dios Padre.
De la red |
Que el Dios de las misericordias que nos
llama a la santidad de vida y nos ofrece este acontecimiento de gracia para
seguir nuestra marcha hacia él, fortalecer el testimonio de la fe cristiana con
la palabra y el poderoso ejemplo de los mártires y de los santos. Que ellos
rueguen por nosotros.
Almería, 13
de noviembre de 2016
San Leandro,
Obispo
+ Adolfo
González Montes
Obispo de
Almería
FUENTE: DIÓCESIS DE ALMERÍA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario