Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a
los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que
trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas
ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a
día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado»,
de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de
Dios, o, para usar otra expresión, «la clase media de la santidad».
SANTO PADRE FRANCISCO. GAUDETE ET EXULTATE, nº 7
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