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De la red |
“El Evangelio, donde deslumbra gloriosa
la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría. Bastan algunos
ejemplos: « Alégrate » es el saludo del ángel a María (Lc 1,28). La visita de
María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre (cf. Lc
1,41). En su canto María proclama: « Mi espíritu se estremece de alegría en
Dios, mi salvador » (Lc 1,47). Cuando Jesús comienza su ministerio, Juan
exclama: « Ésta es mi alegría, que ha llegado a su plenitud » (Jn 3,29). Jesús
mismo « se llenó de alegría en el Espíritu Santo » (Lc 10,21). Su mensaje es
fuente de gozo: « Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros,
y vuestra alegría sea plena » (Jn 15,11). Nuestra alegría cristiana bebe de
la fuente de su corazón rebosante”.
Exhortación Apostólica “La alegría
del Evangelio” (n.º 5)
Papa Francisco.
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