LECTURAS DEL DIA:
Lectura del libro de
la Sabiduría (2,1a.12-22)
Sal
33,17-18.19-20,21.23
Lectura del santo evangelio según san
Juan (7,1-2.10.25-30)
Según
transcripción de CATHOLIC NET.
La primera lectura es casi una crónica
(anticipada) de lo que le pasará a Jesús. Es una crónica adelantada, es una
profecía. Parece una descripción histórica de lo que pasó después. ¿Qué dicen
los impíos? “Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra
manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha
las faltas contra la enseñanza recibida. Es un vivo reproche contra nuestra
manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una
vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes… Porque si el justo
es hijo de Dios, Él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos”.
Pensemos en lo que le decían a Jesús en la cruz: "Si eres el Hijo de Dios,
baja; que Él venga a salvarte". Y luego, el plan de acción: “Pongámoslo a
prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia.
Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. Es
una profecía, precisamente, de lo que ha sucedido. Y los judíos trataban de
matarlo, dice el Evangelio. Entonces, también trataron de arrestarlo – nos dice
el Evangelio – “pero nadie puso las manos sobre Él, porque todavía no había
llegado su hora”.
Esta profecía es demasiado detallada; el
plan de acción de esta gente malvada es sólo detalles sobre detalles, no
escatimemos nada, probémoslo con violencia y tormento, y pongamos a prueba el
espíritu de resistencia... sujetémoslo en trampas, atrapémoslo, (para ver) si
cae... Esto no es un simple odio, no hay un plan de acción malvado -
ciertamente - de un partido contra otro: esto es otra cosa. Esto se llama
ensañamiento: cuando el diablo que está detrás, siempre, detrás de todo
ensañamiento, trata de destruir y no escatima los medios. Pensemos en el
comienzo del Libro de Job, que es profético sobre esto: Dios está satisfecho
con el modo de vida de Job, y el diablo le dice: "¡Sí, porque lo tiene
todo, no tiene ninguna prueba! ¡Pónganlo a prueba!" Y primero el diablo le
quita sus posesiones, luego le quita su salud, y Job nunca, nunca se alejó de
Dios. Pero el diablo, lo que hace, es ensañarse. Siempre. Detrás de toda la
furia está el diablo, para destruir la obra de Dios. Detrás de una discusión o
enemistad, puede ser el diablo, pero desde lejos, con tentaciones normales.
Pero cuando hay ensañamiento, no dudamos: está la presencia del diablo. Y el
ensañamiento es sutil. Pensemos en cómo el diablo ha sido furioso no sólo contra
Jesús, sino también en las persecuciones de los cristianos; cómo ha buscado los
medios más sofisticados para llevarlos a la apostasía, para alejarse de Dios.
Esto es, como decimos en el lenguaje cotidiano, esto es diabólico: sí;
inteligencia diabólica.
Me contaban algunos Obispos de uno de
los países que sufrieron la dictadura de un régimen ateo que llegaron, en las
persecuciones, a detalles como éste: el lunes después de Pascua las maestras
tenían que preguntar a los niños: "¿Qué comisteis ayer?", y los niños
decían lo qué habían comido en el almuerzo. Y algunos decían:
"Huevos", y los que decían "huevos" eran perseguidos para
ver si eran cristianos porque en ese país comían huevos el Domingo de Pascua.
Hasta este punto, de ver, de espionaje, donde hay un cristiano para matarlo.
Esto es un ensañamiento en la persecución y esto es el diablo.
¿Y qué se hace en el momento del
ensañamiento? Sólo se pueden hacer dos cosas: discutir con esta gente no es
posible porque tienen sus propias ideas, ideas fijas, ideas que el diablo ha
sembrado en sus corazones. Hemos oído cuál es su plan de acción. ¿Qué se puede
hacer? Lo que hizo Jesús: callarse. Es sorprendente cuando leemos en el
Evangelio que frente a todas estas acusaciones, todas estas cosas, Jesús guardó
silencio. Frente al espíritu de furia, sólo silencio, nunca justificación.
Nunca. Jesús habló, explicó. Cuando comprendió que no había palabras, silencio.
Y en silencio Jesús hizo su Pasión. Es el silencio de los justos frente a la
obstinación. Y esto también es válido para – llamémoslo así – la pequeña
tenacidad diaria, cuando uno de nosotros escucha que hay una habladuría allí,
contra él, y decimos cosas y luego no sale nada... cállate. Silencio. Y
soportar y tolerar la obstinación. La habladuría es también un ensañamiento, un
ensañamiento social: en la sociedad, en el vecindario, en el lugar de trabajo,
pero siempre contra él. Es un ensañamiento no tan fuerte como este, pero es una
furia, destruir al otro porque se puede ver que el otro incomoda, molesta.
Pidamos al Señor la gracia de luchar
contra el mal espíritu, de discutir cuando tengamos que discutir; pero frente
al espíritu de obstinación, tener el coraje de callar y dejar hablar a los
demás. Lo mismo ante esta pequeña obstinación diaria que es la habladuría:
dejarlos hablar. En silencio, ante Dios.
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