sábado, 21 de septiembre de 2019

EVANGELIO DEL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2019: “NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO”.


San Lucas (16,1-13):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando».
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
Él le dijo:
“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
* * * * *
 
La imagen es de FANO tomada de la red

Meditación del Papa Francisco:
Un cristiano que recibe el don de la fe en el Bautismo, pero que no lleva adelante este don por el camino del servicio, se convierte en un cristiano sin fuerza, sin fecundidad. Al final, se convierte en un cristiano para sí mismo, para servirse a sí mismo. Su vida es una vida triste.
El Señor nos dice que el servicio es único, no se pueden servir a dos amos: O Dios o las riquezas. Podemos alejarnos de esta actitud de servicio, primero, por un poco de pereza. Y esta pone tibio el corazón, la pereza te convierte en un cómodo:
La pereza nos aleja del servicio, y nos lleva a la comodidad, al egoísmo. Hay muchos cristianos así... son buenos, van a Misa, pero el servicio hasta aquí… Pero cuando digo servicio, digo todo: servicio a Dios en la adoración, en la oración, en las alabanzas; servicio al prójimo, cuando debo hacerlo; servicio hasta el final, porque Jesús en esto es fuerte: ‘Así también vosotros, cuando hayáis hecho lo que se os ha ordenado, entonces decid somos siervos inútiles’. Servicio gratuito, sin pedir nada.
La otra posibilidad de alejarse de la actitud de servicio es adueñarse un poco de las situaciones. Algo que ha sucedido a los discípulos, a los mismos apóstoles: Alejaban a la gente para que no molestasen a Jesús, pero para estar cómodos ellos. Los discípulos se adueñaban del tiempo del Señor, se adueñaban del poder del Señor: lo querían para su grupito. Se adueñaban de esta actitud de servicio, transformándolo en una estructura de poder. Algo que se entiende viendo las discusiones para ver quién era el más grande entre Santiago y Juan. Y la madre, que va a pedirle al Señor que uno de sus hijos sea el primer ministro y el otro el ministro de economía, con todo el poder en sus manos. Esto sucede también hoy cuando los cristianos se convierten en amos: amos de la fe, amos del Reino, amos de la Salvación. Esta es una tentación para todos los cristianos. Sin embargo, el Señor nos habla de servicio en humildad, servicio en esperanza, y esta es la alegría del cristiano.  (Cf Homilía de S.S. Francisco, 11 de noviembre de 2014, en Santa Marta).

FUENTE: CATHOLIC NET

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