Continuando con la audiencia del Papa Benedicto en la Plaza de San
Pedro del 13 de abril de 2011 sobre la santidad, decía que “la santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros,
por el grado como, con la fuerza del Espíritu Santo, modelamos toda nuestra
vida según la suya. Es ser semejantes a Jesús, como afirma san Pablo: «Porque a
los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su
Hijo» (Rm 8, 29). Y san
Agustín exclama: «Viva será mi vida llena de ti» (Confesiones, 10, 28)”.
La imagen es de FANO tomada de la red |
Y esta llamada a la
santidad, es una llamada universal, no exclusiva de los que pertenecemos a la
Iglesia, la llamada a la santidad es para todo hombre, nadie está excluido de
ella, y no depende de si estas casado o consagrado a Dios; ni de la profesión,
Cristo dio la vida por todos los hombres, en la cruz murió por ti y por mí, por
todos. En El se da la nueva creación, el hace nuevas todas las cosas. Y quién
sigue a Cristo, pobre y humilde y carga con su cruz, una cruz que llevamos todos,
ese merece tener parte de su gloria, es uno de los bienaventurados a los
que se refiere Jesús en sus Bienaventuranzas.
Paco H.
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