“Volcar en Dios todas nuestras
preocupaciones”.
[...] A veces, se trata de
temor del futuro, una preocupación por la salud; o cuando nos hallamos
alarmados por supuestos peligros o angustiados por nuestros familiares; o
cuando estamos preocupados ante un determinado trabajo, o tenemos dudas sobre
cómo comportarnos ante una situación, o nos llevamos un susto a causa de
noticias negativas, o experimentamos temores de todo tipo...
Pues bien, en estos momentos,
precisamente en estos momentos de incertidumbre, Dios quiere que nosotros
creamos en su amor y nos pide un acto de confianza. Si somos verdaderamente
cristianos, quiere que aprovechemos estas penosas circunstancias para
demostrarle que creemos en su amor. Esto significa tener fe en que Él es
nuestro Padre y piensa en nosotros. Poner en sus manos cada una de nuestras
preocupaciones. Ponerlas en Él.
Dice la Escritura:
"Descarguen en Él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de
ustedes." (1 P 5, 7). Prácticamente – así se afirma en un comentario –
igual que se carga un peso sobre una bestia de carga, así los cristianos deben
poner sus preocupaciones en manos del Padre celestial.
El hecho es que Dios es Padre y
quiere la felicidad de sus hijos. Por eso toma sobre sí sus cargas. [...]
FUENTE: Chiara Lubich -
Commento alla Parola di Vita: Gettare nel Padre ogni nostra preoccupazione -
Mollens, 26.03.1987).
No hay comentarios:
Publicar un comentario