“Transformemos nuestros
ambientes con actos de amor”.
Solamente a partir del don de Dios,
libremente acogido y humildemente recibido, podemos cooperar con nuestros
esfuerzos para dejarnos transformar más y más. Lo primero es pertenecer a Dios. Se trata de ofrecernos a él que
nos primerea, de entregarle nuestras capacidades, nuestro empeño, nuestra lucha
contra el mal y nuestra creatividad, para que su don gratuito crezca y se
desarrolle en nosotros: «Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de
Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable
a Dios» (Rm 12,1). Por otra parte, la Iglesia siempre enseñó que solo la
caridad hace posible el crecimiento en la vida de la gracia, porque si no tengo
caridad, no soy nada (cf. 1 Co 13,2).
Papa Francisco, GAUDETE ET EXSULTATE,
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