viernes, 2 de agosto de 2019

LA TÁCTICA DE LOS GANSOS.


Este es el segundo relato que queremos compartir con vosotros, cuando nos lo contaron nos gusto mucho y más de una vez hemos hecho referencia a esta historia. Nosotros nos la recordamos como  la “táctica de los gansos”.
Puede pareceros infantil, incluso poco serio, pero si os paráis un momento a pensar en lo sabia que es la naturaleza, veréis cuanto se puede aprender de ella.
Anima a vivir bien en familia, en comunidad, a ser Iglesia. A veces parece que es cosa de unos cuantos, y no, cada vez nos convencemos más que es cosas de todos, de todos los que estamos enamorados de la familia, de la comunidad, de la Iglesia…
Pero os dejamos con la “táctica de los gansos”, lo bueno es ir en la dirección correcta, y animarnos unos a otros.

LA TÁCTICA DE LOS GANSOS.


La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando una V porque cuando cada ave bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va detrás de ella.

Volando en V, toda la bandada aumenta por lo menos en 71% más su poder de vuelo, que si cada ave lo hiciera sola.
Deducción: Cuando compartimos una dirección común y tenemos sentido de comunidad, podemos llegar a donde deseamos, más fácil y más rápido. Este es el beneficio de apoyo mutuo.

Cada vez que un ganso se sale de la formación y siente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de volar solo y de inmediato se incorpora de nuevo a la fila para beneficiarse del poder del compañero que va adelante.
Deducción: Si tuviéramos la lógica de un ganso, nos mantendríamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección.

Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar.
Deducción: Obtenemos resultados óptimos cuando hacemos turnos para realizar los trabajos difíciles.

Los gansos que van detrás, producen un sonido propio de ellos, y hacen esto con frecuencia, para estimular a los que van adelante a mantener la velocidad.
Deducción: Una palabra de aliento produce grandes resultados.

Finalmente, cuando un ganso enferma o cae herido por un disparo, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo.
Se quedan con él hasta que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere, solo entonces los dos acompañantes vuelven a la bandada o se unen a otro grupo.
Deducción: Si tuviéramos la inteligencia de un ganso, nos mantendríamos siempre uno al lado del otro, ayudándonos y acompañándonos.

Esto se llama: solidaridad.

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