Creer, en efecto, es sentirse
observado y amados por Dios, es saber que cada oración que hagamos, cada
palabra, cada movimiento, cada acontecimiento triste o alegre o indiferente,
cada enfermedad, todo, todo, todo, desde las cosas que nosotros creemos
importantes hasta las más mínimas acciones o pensamientos o sentimientos, todo
se es observado por Dios. Y si Dios es Amor, la completa confianza en él, no es
más que la lógica consecuencia. Podemos tener entonces aquella confianza que
nos lleva a menudo a hablar con él, a exponerle nuestras cosas, nuestros
propósitos, nuestros proyectos. Cada uno de nosotros puede entregarse a su
amor, seguro de ser comprendido, confortado, ayudado. [...]
FUENTE: Confidare in Dio - 20
settembre 2004 - Chiara Lubich - Città Nuova
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