Don
Ángel, siempre tuvo predilección por los más pequeños y por los jóvenes, cuantas
veces oí a Antonia, su hermana, contar como jugaba con ellos, como les enseñaba
en catequesis, como jugaba al fútbol remangándose la sotana, quizás en la afición
de sus sobrinos al fútbol, tenga que ver su pasión por el deporte. En la
entrada en la que sus sobrinos relatan los recuerdos que su madre les contaba
de su tío Ángel, Bernardo relataba estos recuerdos.
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En
D. Ángel se hacía realidad el “dejad que nos niños se acerquen a mi”. El mismo
sabía que “solo los que se hacen como niños entrarán en el reino de los cielos”.
De ahí su confianza en los demás, sin aparentemente reflexionar ni calcular las
consecuencias de sus acciones. Cómo cuando detuvieron a los sacerdotes que
estaban en la finca de “La Simona” donde apresaron a algunos,
contaba su hermana, que a él no lo apresaron. Llevaba poco tiempo en la zona y
podía haber pasado desapercibido e incluso protegido por sus feligreses. Sin
embargo el dio un paso adelante y dijo que si se los llevaban a ellos, también
se lo tenían que llevar a él.
Inconsciencia,
determinación, irreflexión… Seguro que era amor y la seguridad de que solo del
que saber “correr su carrera” puede
llegar a la meta, o como haría un niño “el siguió jugando, el juego de la “ilógica”
del Evangelio.
Estaba
impresionado por el amor a Jesús, con la inocencia de un niño, y sabía que el
amor, o es recíproco, o no es amor. Y no algo que decimos de “boquilla”, el lo
vivió, hasta dar la vida.
La imagen de WALTER KOSTNER
GB y WW nos enseñan derriba las barreras
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A
la santidad estamos llamados todos, casados y consagrados, hombres y mujeres,
todos. Quizás, siguiendo la recomendación de Jesús, si fuéramos capaces de ser
como niños, lo tendríamos más fácil.
D.
Ángel supo ser un niño.
De
ahí, que dedicaremos también su correspondiente etiqueta a los más pequeños de
la casa, a los que si sabemos mirarlos, nos darán verdaderas lecciones de cómo hacen
los amigos de Jesús.
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