Cuenta un
testigo de la estancia en el barco Astoy Mendi “…que los veía a todos muy tranquilos y que a
él mismo le daba alegría verlos tan
unidos. Sufrieron muchas penalidades, algunas de mayor crueldad que las propias
de estar prisioneros: les hacían simulacros de arrojarlos al mar, de
presentarles la comida y no dársela. También los utilizaron de mano de obra
para diversos trabajos. Sabemos que descargaban de los barcos el carbón que lleva
al puerto. Cuando en las filas veían a los obispos con las espuertas llenas,
los que iban de vacio se las quitaban y les daban las suyas. Conservé durante
mucho tiempo su ropa (de Ángel Noguera Gallegos) que después de varios lavados,
seguía ennegrecida como prueba de su trabajo descargando carbón.
FUENTE: “La comunidad
de los Jesuitas en Almería en el periodo de 1929 a 1939”
Antonio Martín Cara. Ed
Universidad de Almería. 2010
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