martes, 14 de febrero de 2017

MARTIRES DE ALMERIA (27). SIERVO DE DIOS DON PEDRO ANTONIO ALMÉCIJA MORALES


Nacido en el valle del Andarax, fue bautizado en la Iglesia Parroquial de santa María Magdalena de su pueblo natal. En los colegios de la Milagrosa y la Salle estudió Magisterio, pero su vocación al sacerdocio fue más fuerte e ingresó en el Seminario de Almería a los diecisiete años.
Los once años de su ministerio pastoral los desarrolló, excepto cuando estuvo destinado en Bentarique, en la abrupta sierra de los Filabres. El resto los entregó a Tabernas, Cherchos, Benitorafe y Alcudia. Finalmente, fue Cura Ecónomo de Benitagla. Don Manuel Román González lo recordaba de este modo: « Además de llevar a cabo su labor pastoral como párroco, realizaba las funciones de maestro de escuela. Con frecuencia se trasladaba a la capital a buscar medios para aquellos moradores que vivían con sufrida y alarmante pobreza. Dio siempre ejemplo de su entrega a los demás y puede decirse que entregó hasta su vida como sacerdote y misionero de aquellas tierras agrestes de Benitagla. »
En la Persecución Religiosa lo amenazaron con jugar a la pelota con su cabeza, por lo que se internó en la vega de Almería con un tío suyo sacerdote, el siervo de Dios don Gregorio Morales Membribes. El presbítero Gallego Fábrega narraba así lo acontecido: «El veintitrés de julio le detuvieron y maltrataron, fue conducido al Comité Central. Preso en las Adoratrices, barco prisión Capitán Segarra y Astoy Mendi. Jamás negó que era sacerdote. Todos se admiraban de su paciencia, resignación y de su oración continua en silencio ».

Junto a treinta compañeros, fue arrastrado por un tortuoso camino hasta el pozo de la Lagarta y martirizado a los treinta y tres años de edad.

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