Nacido en el valle del Andarax, fue bautizado
en la Iglesia Parroquial de santa María Magdalena de su pueblo natal. En los
colegios de la Milagrosa y la Salle estudió Magisterio, pero su vocación al
sacerdocio fue más fuerte e ingresó en el Seminario de Almería a los diecisiete
años.
Los once años de su ministerio pastoral los desarrolló,
excepto cuando estuvo destinado en Bentarique, en la abrupta sierra de los
Filabres. El resto los entregó a Tabernas, Cherchos, Benitorafe y Alcudia.
Finalmente, fue Cura Ecónomo de Benitagla. Don Manuel Román González lo
recordaba de este modo: « Además de llevar a cabo su labor pastoral como
párroco, realizaba las funciones de maestro de escuela. Con frecuencia se
trasladaba a la capital a buscar medios para aquellos moradores que vivían con
sufrida y alarmante pobreza. Dio siempre ejemplo de su entrega a los demás y
puede decirse que entregó hasta su vida como sacerdote y misionero de aquellas
tierras agrestes de Benitagla. »
En la Persecución Religiosa lo amenazaron con
jugar a la pelota con su cabeza, por lo que se internó en la vega de Almería
con un tío suyo sacerdote, el siervo de Dios don Gregorio Morales Membribes. El
presbítero Gallego Fábrega narraba así lo acontecido: «El veintitrés de julio
le detuvieron y maltrataron, fue conducido al Comité Central. Preso en las
Adoratrices, barco prisión Capitán Segarra y Astoy Mendi. Jamás negó que era
sacerdote. Todos se admiraban de su paciencia, resignación y de su oración continua
en silencio ».
Junto a treinta compañeros, fue arrastrado
por un tortuoso camino hasta el pozo de la Lagarta y martirizado a los treinta
y tres años de edad.
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