miércoles, 1 de febrero de 2017

MARTIRES DE ALMERIA (14). SIERVO DE DIOS DON ANDRÉS CASINELLO BARROETA


Alumbrado en una familia dedicada a la abogacía, recibió las aguas bautismales en la Iglesia Parroquial de san Pedro de Almería. Estudió en Madrid, donde obtuvo el título de ingeniero de Minas. Salvo los tres años que fue Diputado en Cortes, entre 1934 y 1936, se dedicó a su profesión en Vera, Linares y Almería.
Profundamente católico, su espiritualidad gravitaba en torno al Santísimo Sacramento y a la lectura de la Sagrada Escritura. Consideraba su pertenencia a la Adoración Nocturna su mayor honra, siendo su presidente desde 1924 a 1936. El amor a la Madre de Dios también lo caracterizó, pues sus manos no soltaban el Santo Rosario y fue caballero del Pilar. Comprometido con la Iglesia, gozó del afecto de los Obispos Martínez Noval y el Beato Ventaja. El primero le encomendó la realización del monumento al Sagrado Corazón de Jesús y el segundo le confío diversas responsabilidades.
Desde su enlace, el ocho de enero de 1914, con doña Serafina Cortés Barroeta; la vida matrimonial fue su camino de santificación. Junto a su esposa afrontó la temprana muerte de algunos de sus hijos, denominando en su memoria como “Los Ángeles” al cortijo familiar que originó esta actual y populosa barriada de la ciudad de Almería. Con rectitud, nunca exenta de ternura, educó cristianamente a los cinco hijos que alcanzaron la edad adulta.
Por su extraordinaria valía y el respeto que suscitaba su persona nada temió al iniciarse la Persecución Religiosa. Pero, como recordaba su hija doña María Pilar: «A papá le detuvieron el trece de agosto de 1936. Yo presencié la escena. Se presentaron en el cortijo unos milicianos en un coche, diciéndole a mi padre que tenía que acompañarlos a hacer unas declaraciones. No llegó a despedirse de mi madre, que descansaba en ese momento, convencido de que sería un puro trámite y que regresaría pronto. Pero no volvió más.»
Retenido en el Convento de las Adoratrices y posteriormente en el barco Astoy Mendi, este ejemplar padre de familia alcanzó el martirio a los cincuenta años de edad.

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