Bautizado en la almeriense parroquia de san
Pedro, se doctoró en Derecho en la Universidad de Granada. Abogado ejemplar y
respetado por sus colegas, publicó algunas obras que muestran su gran saber.
Más lo que verdaderamente lo distinguía era su compromiso vital para con la
justicia, sin reparar en sacrificios y siempre desde la humildad.
Muy devoto de la Santísima Virgen y de santa
Teresa de Jesús, perteneció a la Adoración Nocturna. Auténtico caballero
cristiano, era íntimo amigo del Siervo de Dios don José Álvarez Benavides de la
Torre. Junto a éste y a otros distinguidos católicos se ocupó, por disposición
de los Prelados, del Monte de Piedad del Obispado.
El once de septiembre de 1911 casó con doña
Carmen Romero Martínez – Carrasco en la Iglesia Parroquial de santa Escolástica
de Granada. En sus veinticinco años de amor matrimonial, formaron una familia
de once hijos que fueron Iglesia doméstica.
Al inicio de la Persecución Religiosa fue
detenido junto a su hijo, el Siervo de Dios don Jaime Calatrava Romero y
sufrieron juntos prisión. Ya que su hijo se negó a separarse de él, también
unidos dieron testimonio de Cristo en el martirio. El Siervo de Dios tenía
cuarenta y cuatro años.
Su hija doña Concepción recordaba así a su
padre: «Mi padre era un hombre muy recto, muy caballero, le teníamos mucho
cariño. Como cristiano puedo decir que era un católico practicante convencido.
Tenía caridad con el prójimo; era buen esposo, buen padre, daba muchas limosnas
a los pobres, pero no alardeaba por ello. En la Persecución no se acobardó; al
contrario, pudo esconderse y no lo hizo. Se entregó dócilmente y con gran
valentía soportó la prisión y el martirio.»
FUENTE DIOCESIS DE ALMERIA.
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