Aunque nació en la alpujarreña localidad de
Fondón, creció en Gádor donde su madre viuda buscó el amparo de una de sus
hijas casada en esta villa del Andarax. La precariedad económica de su familia
hizo que, desde pequeño, trabajara como barbero. Al sentir la vocación
sacerdotal, ingresó en 1893 en el desaparecido Colegio de san Juan de Almería
que se destinaba a seminaristas sin recursos. Fue ordenado presbítero el
veintitrés de diciembre de 1905 en la Catedral de Guadix.
Tras colaborar un año en el Seminario
Conciliar de san Indalecio, fue coadjutor de la parroquia de san Roque de la
ciudad durante dos años. En 1909 atendió pastoralmente el Marchal de Lubrín y,
posteriormente, el mismo pueblo de Lubrín. Los siguientes dos años fue párroco
de santa Fe de Mondújar en el valle del Andarax donde había crecido.
En abril de 1912 tomó posesión de la
parroquia de la Concepción de la Loma de Albox, donde se entregó por un cuarto
de siglo y ejercería un fecundo apostolado. Ardiendo de caridad para con el
prójimo, llegaba a entregar el puchero entero y hasta sus mismos pantalones.
Catequista heroico, no dudaba en ir a los más recónditos cortijos para anunciar
la Fe. En 1916 inició el movimiento Scouts en Almería. Fundó el primer
sindicato de trabajadores en Albox, situado en el histórico edificio del Hogar
Parroquial de la plaza san Francisco. Venerado por sus hermanos presbíteros,
desde el Vicario Ortega hasta el último de los coadjutores lo tenían por su
consejero. Desde 1921 fue arcipreste de Albox.
Solía decir a sus íntimos: «¡Qué suerte sí yo
muriera mártir!» La Providencia no le negó esta gracia. Estaba celebrando la
Santa Misa en el Taberno cuando estalló la Persecución Religiosa. Se negó a
ocultarse y regresó a su parroquia. Allí fue detenido y, tras sufrir prisión en
el antiguo Ayuntamiento, trasladado a Almería. Alcanzó la palma del martirio, a
sus cincuenta y ocho años, junto al Siervo de Dios don José Álvarez Benavides
de la Torre.
Sería imposible resumir aquí la magna labor
pastoral de este bendito párroco, tan creativo en su evangelización como
coherente con la Verdad que predicaba. Su figura es todavía hoy referencia
obligada para cualquier albojense por su extraordinaria fama de santidad.
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