domingo, 26 de marzo de 2017

LA IGLESIA BEATIFICA POR PRIMERA VEZ A UNA MUJER GITANA, EMILIA LA CANASTERA..

El Palacio de Congresos y Exposiciones de Aguadulce en Roquetas de Mar (Almería) se ha convertido en una iglesia para acoger la ceremonia solemne de beatificación de 115 mártires de Almería por sufrir la persecución religiosa durante la Guerra Civil española, entre ellos Emilia Fernández Rodríguez “Emilia la Canastera”, que ha sido la primera mujer de etnia gitana en todo el mundo a la que la Iglesia católica ha convertido en beata, tras fallecer a los 24 años en la cárcel en 1938 por no querer desvelar quién le enseñó a rezar el rosario.
Su beatificación ha llevado a cientos de personas de su etnia, entre ellos muchas familias enteras, a congregarse en un Palacio de Congresos casi abarrotado por más de 5.000 peregrinos, que han llegado en su mayor parte desde las localidades natales de los 115 mártires, de ellos 95 sacerdotes y 20 laicos.
La ceremonia, que se ha prolongado dos horas, ha estado presidida por el prefecto de la congregación para las causas de los Santos como legado pontificio del Papa Francisco, el cardenal Ángelo Amato, junto al obispo de Almería, Adolfo González Montes y el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, aunque también han estado presentes cardenales, arzobispos y obispos de toda España, además de una amplia representación de autoridades provinciales.
Una perfecta organización en la que se ha cuidado hasta el mínimo detalle, con numerosas pantallas dispuestas a lo largo de todo el salón de actos convertido en iglesia. El silencio y respeto guardado por los peregrinos han marcado un acto que apenas se ha visto interrumpido en una ocasión por los aplausos de los asistentes, cuando el obispo de Almería ha agradecido la presencia de los fieles de raza gitana.
Los peregrinos han disfrutado de una emotiva ceremonia en la que han tenido un destacado papel los cantos de la celebración, interpretados por la Orquesta y Coro Musicalma de Linares, junto con la escolanía de la Catedral de Jaén y conjuntos corales de Almería. Como resaltó en su despedida Adolfo González Montes, en la liturgia de la celebración no podía dejar de estar presente la imagen de la Virgen del Mar, patrona de Almería, junto a la del Santísimo Cristo del Amor.
La ceremonia ha comenzado con la súplica de la beatificación. El obispo de Almería ha pedido al Santo Padre Francisco, por medio de su representante, la inscripción de los 115 mártires entre los fieles beatificados de la Iglesia. González Montes ha argumentado que "estos mártires aceptaron el sacrificio de sus vidas y murieron perdonando a sus perseguidores, como deja ver el proceso de la Causa de los venerables siervos de Dios José Álvarez-Benavides y de la Torre, y 114 compañeros".
Esta causa tiene como contexto la persecución religiosa que comenzó en 1934 y se recrudeció durante la Guerra Civil. Su proceso ordinario comenzó en la diócesis de Almería un martes santo, el 11 de abril de 1995, y en él declararon más de 500 testigos. Se recogió abundante documentación que conformó los autos de la causa de más de 10.000 páginas, cerrada en Almería el 21 de mayo de 1998. El obispo almeriense ha querido precisar que los 115 beatificados "no son preferidos por ser de uno de los bandos enfrentados en la guerra, sino por haber muerto por amor a Cristo y por su causa".
Tras la súplica, el Cardenal Amato procedió a leer, en latín, por mandato del Papa Francisco, la Carta Apostólica en la que Su Santidad inscribe en el libro de los beatos a los mártires. A continuación, y antes de la celebración de una misa, se desplegó el tapiz de los mártires, el acto central de la ceremonia, se procedió a la aclamación y procesión de las reliquias, a su posterior veneración, al canto del Himno de los Mártires de Almería y al agradecimiento al Santo Padre.

La primera gitana mártir en todo el mundo
Emilia la Canastera pasará a la historia como la primera mujer gitana declarada mártir en todo el mundo. Emilia Fernández Rodríguez nació en 1914 en Tíjola (Almería) y se crió en sus humildes cuevas, donde no aprendió a leer ni a escribir, aunque sus padres le enseñaron el arte de hacer canastas, que vendía para poder subsistir. Tras casarse con un hombre de su etnia por el ceremonial gitano, su marido fue llamado a filas por el bando republicano, a lo que el matrimonio se negó, por lo que ambos fueron detenidos. 
Ella ingresó en la cárcel almeriense de Gachas Colorás, y fue condenada a seis años de prisión. En la cárcel, ya embarazada, pidió a sus catequistas que le enseñaran a rezar, y cuando le pidieron que delatara a quienes lo habían hecho, se negó a hacerlo, por lo que fue aislada y abandonada en una celda, donde, sobre un jergón de esparto, desatendida, parió una niña, que su catequista bautizó con el nombre de Ángela. La falta de cuidados tras el parto la llevaron finalmente a la muerte, sin denunciar a quien le había enseñado a rezar el rosario. Fue enterrada en una fosa común del cementerio de Almería, aunque sus restos no han podido ser identificados.
FUENTE: EL MUNDO.ES

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