Fue bautizado en la fiesta de la
Candelaria en la Iglesia Parroquial de san Pedro de su ciudad. Primero estudió
con los jesuitas de Chamartín y, después, cursó la carrera de Farmacia en la
Universidad de Granada. Más su auténtica educación corrió a cargo de su padre,
el reconocido farmacéutico don Juan José. De su padre aprendió una profunda Fe,
encarnada en eficaces obras de amor al prójimo. Su progenitor fundó en Almería
una Escuela Reformatorio; dos escuelas del Ave María en el Quemadero y
Pescadería; así como el comedor de la Tienda Asilo y el diario católico La Independencia.
Su solidad piedad se acrecentaba con la comunión diaria, ya que
disfrutaba en su hogar de un oratorio donde celebraba la Santa Misa el Vicario
General don Rafael Ortega. Además de continuar las fundaciones de su padre, que
sufragaba gracias a su negocio farmacéutico, abrió una nueva escuela en el
Barrio Alto. Muy preocupado por los ataques laicistas, e impulsado por los
Obispos almerienses, continuó siendo el dueño de La Independencia.
Enamorado de doña Rafaela Torres Benítez, tras siete meses de
noviazgo, contrajeron matrimonio en la Iglesia Parroquial de san Pedro el doce
de septiembre de 1936. Juntos bendijeron su unión con tres hijos, naciendo el
último sólo tres meses antes de la Persecución Religiosa.
Odiado por liderar el periodismo católico, le incautaron la Farmacia
y hasta su propia casa. Rápidamente fue detenido y enviado al convento de las
Adoratrices. Un niño de sus escuelas recordaba: « Cuando le detuvieron le
quitaron el rosario que llevaba siempre, por lo que haciendo nudos en una
pequeña cuerda se hizo uno en la prisión. » Su delicadeza para con los demás
llegó al extremo de tramitar, desde la cárcel, el finiquito a sus empleados.
A principios de agosto lo llevaron al barco Capitán Segarra, donde
sufrió tortura y fue obligado a limpiar inmundicias. En la víspera de la
Asunción fue martirizado en la playa de la Garrofa a sus treinta y cinco años.
Cerró sus labios dirigiéndose a sus verdugos: «He vivido como cristiano y por
cristiano me matáis. Para Dios nací y para Dios muero. ¡Viva Cristo Rey! »
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