domingo, 26 de marzo de 2017

ALMERÍA ACOGE LA BEATIFICACIÓN DE OTROS 115 MÁRTIRES DE LA GUERRA CIVIL.

Amato: "Esta tierra se convirtió en terreno de conquista de los caballos del Apocalipsis".
"El cristianismo es la religión de la caridad de la vida y se opone a toda forma de prevaricación y violencia".
La Iglesia Católica ha celebrado hoy la ceremonia de beatificación de 115 mártires de la Guerra Civil, entre ellos Emilia Fernández 'La Canastera', la que desde esta mañana se ha convertido en la primera gitana beata del mundo, en el primer acto de este tipo que se realiza en Almería.
Más de 5.000 personas, entre miembros de la Iglesia Católica -entre ellos 21 obispos y 4 cardenales-, familiares de los mártires y fieles, entre ellos 350 gitanos invitados por el de Departamento para la Pastoral Gitana de la Comisión Episcopal de Migraciones, han presenciado este acto en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Aguadulce, en Roquetas de Mar (Almería).
La beatificación de estos 90 sacerdotes diocesanos, 22 laicos -entre ellos dos mujeres-, un religioso franciscano y dos sacerdotes operarios, asesinados por "odio a la fe" ha sido concelebrada junto al cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, por el obispo de Almería, Adolfo González Montes, así como por el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez Fernández.
Durante su homilía en la beatificación de la causa denominada 'Deán José Álvarez-Benavides y 114 compañeros', Amato ha asegurado que la Iglesia Católica sigue recordando a sus mártires en la Guerra Civil española el "cristianismo es la religión de la caridad de la vida y se opone a toda forma de prevaricación y violencia" y ha sostenido que durante la Guerra Civil en España se vivieron unos años "trágicos",
Según él, se trató de un "periodo doloroso" en el que miles de personas murieron marcados "sólo porque eran católicos" en una tierra de "santos, teólogos, misioneros y fundadores de grandes órdenes".
"Esta tierra se convirtió en terreno de conquista de los caballos del Apocalipsis (...) parecía que el reino del Anticristo se había adueñado de vuestra tierra bendita", ha sostenido el cardenal, quien ha añadido que en estos años "todas las diócesis hicieron su contribución martiriana".
Ha afirmado que estos nuevos 115 mártires fueron fieles a sus promesas bautismales y "perseveraron firmes en la fe y han recibido la corona de la gloria" y ha destacado algunos de los lugares en los que fueron asesinados, como el Barranco del Chisme, el Pozo de la Lagarta o los cementerios de Berja (Almería) y la capital almeriense.


En su homilía ha recordado especialmente a cuatro de ellos, José Álvarez-Benavides, deán de la Catedral de Almería que murió fusilado por no renegar de su fe; Luis Belda y Soriano, laico miembro de la Asociación Católica de Propagandistas; Emilia Fernández 'La Canastera de Tíjola', la primera beata gitana que murió por no querer revelar el nombre de quién le enseñó a rezar el rosario, y Carmen Godoy, violada y golpeada antes de ser ahogada en el puerto.
"Los procesos sumarios, cuando se hicieron, se concluyeron fatalmente con condenas a muerte", ha dicho, para apostillar que durante la Guerra Civil hubo "miles de crucificados por todo el país, diseminados en aquella larga de Cuaresma de perdón".
Tras referirse casi de pasada a una nueva "persecución igual de miserable que busca desacreditar la herencia cristiana", Amato ha instado a los presentes a seguir el ejemplo de los mártires y "perseverar en la fe porque Jesús siempre estará con nosotros hasta el fin del mundo".
Durante la ceremonia, las reliquias de parte de ellos -los cadáveres de un gran número nunca fueron localizados- han sido trasladadas en procesión por cuatro sacerdotes, precedidos por siete religiosas y siete familiares de los mártires, hasta el altar mientras sonaba el himno de los Mártires de Almería, compuesto para esta celebración.
En el altar se ha descubierto además la gigantografía, el cuadro con los retratos de los nuevos beatos, antes de que el obispo de Almería recibiera del representante del Papa la denominada Carta Apostólica para la beatificación.

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