FUENTE
DIÓCESIS DE ALMERÍA
Bautizado en la Iglesia Parroquial de san Pedro de
la ciudad de Almería. Primogénito de ocho hermanos, así recordaba sus primeros
años su hermana doña Julia. «Mi hermano ha sido bueno desde su infancia porque
ha recibido buenos ejemplos de mis padres. Era buen cristiano, ayudaba a todo
el que lo necesitaba; pertenecía a la Adoración Nocturna y a la Congregación de
los Luises, donde realizaba sus actividades de formación y trabajo apostólico.
Acompañaba a mi padre a visitar enfermos y necesitados cada domingo. Llevaba
una vida de piedad muy grande. Iba a Misa, confesaba y comulgaba cada domingo.
Íbamos juntos. Tenía devoción a la Santísima Virgen que yo podía observar por
el entusiasmo con que le rezaba y hablaba de Ella; en familia rezábamos el
Rosario cada día.»
El uno de julio de 1936 ingresó como soldado,
posponiendo sus estudios de Medicina. Licenciado al estallar la Guerra Civil,
fue detenido junto a dos de sus hermanos. Martirizado su hermano el Siervo de
Dios don Luis, el más pequeño recibió una brutal paliza y fue devuelto a su
casa. El Siervo de Dios permaneció en prisión, hasta que lo enviaron al frente
de Cuenca.
Encontrándose de permiso en Almería, el cuatro de
abril de 1938 fue nuevamente detenido al descubrir su pertenencia a los Luises.
El tres de mayo fue arrastrado a Turón, donde sufrió una verdadera tortura. El
veintidós de mayo, tras una agotadora jornada, le obligaron a cavar una zanja.
Su hermano don Mario narraba de este modo el martirio: «Cuando cavaba la fosa
le dispararon unos tiros en las rodillas, quedando tendido en la fosa. Como
comenzaron a echarle tierra encima para sepultarlo, mi hermano, aún con vida
gritó: “Por Dios, terminen ustedes de rematarme que Dios les perdonará”. Murió
pidiendo perdón por sus enemigos.» Sólo tenía veintitrés años.
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