El Papa Francisco decreta beatificar a los 95 religiosos y 20
laicos, entre ellos dos mujeres, «muertos en odio a la fe»
Haber sufrido la muerte por odio
a la fe. Eso es lo que une a los 115 protagonistas del homenaje a título
póstumo que ha decretado celebrar el Papa Francisco; un hecho extraordinario en
la historia contemporánea de la Diócesis de Almería. Este sábado el Palacio de
Exposiciones y Congresos de Aguadulce ha albergado el solemne acto de
beatificación de los conocidos como los «Mártires de Almería». Se trata de
95 religiosos y 20 laicos que, como advierte el Santo Padre en su «Decreto de
Martirio», encontraron la muerte por el «profundo odio contra la iglesia
católica» que se propagó durante la Guerra Civil.
Como relata el Obispo de Almería,
Adolfo González Montes, en la carta remitida a los diocesanos, esta causa de
los «Mártires de Almería» tiene su contexto propio «en la persecución religiosa
que comenzó el año 1934 y se recrudeció de forma crudelísima durante la guerra
civil española de 1936 a 1939, y en cuyo origen se encuentra un profundo odio
contra la Iglesia católica». El prelado precisa en su epístola que estos
«siervos de Dios (...) no son preferidos por la Iglesia por ser de uno de los
bandos enfrentados de en la guerra, sino por haber muerto por amor a Cristo y
por su causa». Al respecto detalla que «los mártires no han tomado parte en la
confrontación violenta de los bandos enfrentados, sino que han sido víctimas
de la violencia ejercida contra ellos a causa de su fe».
«Los mártires fueron perseguidos
y muertos en odio a la fe desde los comienzos de la Iglesia, víctimas en
ocasiones de crudelísimas torturas y amputaciones de miembros, actos
acompañados de blasfemias, incitación al abandono de la fe, a la comisión de
actos sacrílegos e impuros, arrastrados a la muerte con mofa de sus
creencias religiosas de las que sus perseguidores pretendían que los
mártires renegaran, incluso con el señuelo de salvarles la vida», señala
González Montes. Al respecto, detalla que los siervos de Dios de esta causa son
95 sacerdotes, uno de los cuales es religioso franciscano, y 20 son seglares.
De éstos, 18 son varones, y dos mujeres «cuyos nombres brillan con luz propia:
Emilia Fernández Rodríguez, la “Canastera de Tíjola”, gitana de raza y mártir
del Rosario, de 23 años; y Carmen Godoy Calvache, de 49 años, que padeció una
cruel tortura antes de su muerte».
El proceso ordinario de esta
causa se instruyó en la Diócesis de Almería del 11 de abril de 1995 y tras más
de dos décadas de minucioso trabajo de campo y análisis, el 14 de junio del año
pasado el Papa Francisco decidió la publicación del Decreto de Martirio de
esta causa que reza como «José Álvarez-Benavides y de la Torre, Deán del
Capítulo de la Catedral y 114 compañeros muertos en odio a la fe».
Al evento, además de 4.500
personas procedentes de diferentes puntos de todo el país, han asistido
también, entre otros cargos religiosos, el Nuncio Apostólico, Monseñor
Renzo Fratini; así como los cardenales de Madrid, Valladolid, Valencia y
Emérito de Sevilla, Carlos Osoro, Ricardo Blázquez, Antonio Cañizares y Carlos
Amigo, respectivamente. Los celebrantes principales de la beatificación han
sido el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas
de los santos; monseñor Adolfo González Montes, Obispo de Almería, y monseñor
Francisco Javier Martínez Fernández, Arzobispo de Granada.
FUENTE: ABC
ANDALUCIA
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