En la Parroquia de santa María y san Pedro de su villa natal se
celebró su Bautismo a los tres días de su nacimiento. Brillante seminarista de
san Torcuato de Guadix, fue enviado al Colegio Español de Roma para completar
estudios. Allí se doctoró en Filosofía y Teología por la Universidad
Gregoriana.
El venerable
siervo de Dios Cardenal Merry del Val lo ordenó presbítero el catorce de marzo
de 1915, celebrando su primera Misa en la inmediata solemnidad de san José.
Vuelto a España, no cesó de impartir clases a los seminaristas accitanos.
Ecónomo primero de su Parroquia natal, lo fue después de santa Ana de Guadix y,
desde el treinta de septiembre de 1926, Párroco de Santiago de la misma ciudad.
Además, fue director de la Alianza en Jesús por María.
Obligado a
retornar a Caniles al comienzo de la Persecución Religiosa, fue multado y
detenido en numerosas ocasiones para privarle de la totalidad de sus bienes. El
treinta de agosto de 1936 se produjo la detención definitiva. Junto a seis
presos, fue llevado en una camioneta hasta el Polvorín de Serón. Al registrarlo
los milicianos, encontraron su Rosario y esgrimiendo la Cruz le preguntaron: «
Y esto, ¿qué es? ». Respondió: « La imagen de Cristo, en él confío y espero. ».
Fue martirizado a sus cuarenta y seis años.
El venerable
siervo de Dios don Antonio Amundarain, fundador de la Alianza en Jesús por
María, escribió: « El ilustre y piadosísimo Párroco de Santiago, don Antonio
Torres, fue martirizado cruelmente en Caniles en defensa de su celibato y
castidad sacerdotal, virtud que sus verdugos trataron de arrebatarle y que le
mereció la gloria de ser mártir de la pureza. »
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