lunes, 13 de marzo de 2017

MARTIRES DE ALMERIA (103). SIERVO DE DIOS DON JUAN ANTONIO LÓPEZ PÉREZ


Recibió las aguas bautismales tres días después de nacer en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen de su pueblo. Estudiante en Cantoria primero, ingresó en el Seminario de san Indalecio después.
El veintiocho de mayo de 1904 fue ordenado presbítero, celebrando su primera Misa el último día de mayo en la capilla de la Sagrada Familia de Almería. El Obispo don Santos Zárate lo destinó a la Curia, hasta que una grave enfermedad le privó de uno de sus pulmones y regresó a su pueblo. Allí ejerció el ministerio por más de tres décadas como Adscrito, Coadjutor y Cura Ecónomo.
Cuando llegó la Persecución Religiosa, el presbítero Serrano García escribió que: « El siervo de Dios se esperaba lo que tristemente sucedió. Tres días antes de su muerte consumió las formas consagradas, pues el Santísimo lo pasó de la iglesia a su casa. Además un Crucifijo que le había regalado su madre, se lo regaló a don Luis Reyes, que se iba al frente, y le dijo “Guárdalo, no quiero que lo profanen”. Le aconsejaron que vistiera de paisano porque la sotana era un compromiso, pero no les hizo caso. »

En el quincuagésimo quinto aniversario de su Bautismo, el veintidós de septiembre de 1936, fue detenido e introducido en un coche que se dirigió a Albox. Pararon en la venta del Guarducha y fue martirizado bajo unas higueras. El presbítero Gallego Fábrega escribió: « Uno de sus asesinos confesó que había matado a un santo. Según él, murió de rodillas perdonando, como Cristo a sus verdugos. »

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