Recibió las aguas bautismales tres
días después de nacer en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen de
su pueblo. Estudiante en Cantoria primero, ingresó en el Seminario de san
Indalecio después.
El veintiocho de mayo de 1904 fue
ordenado presbítero, celebrando su primera Misa el último día de mayo en la
capilla de la Sagrada Familia de Almería. El Obispo don Santos Zárate lo
destinó a la Curia, hasta que una grave enfermedad le privó de uno de sus
pulmones y regresó a su pueblo. Allí ejerció el ministerio por más de tres
décadas como Adscrito, Coadjutor y Cura Ecónomo.
Cuando llegó la Persecución
Religiosa, el presbítero Serrano García escribió que: « El siervo de Dios se
esperaba lo que tristemente sucedió. Tres días antes de su muerte consumió las
formas consagradas, pues el Santísimo lo pasó de la iglesia a su casa. Además
un Crucifijo que le había regalado su madre, se lo regaló a don Luis Reyes, que
se iba al frente, y le dijo “Guárdalo, no quiero que lo profanen”. Le
aconsejaron que vistiera de paisano porque la sotana era un compromiso, pero no
les hizo caso. »
En el quincuagésimo quinto
aniversario de su Bautismo, el veintidós de septiembre de 1936, fue detenido e
introducido en un coche que se dirigió a Albox. Pararon en la venta del
Guarducha y fue martirizado bajo unas higueras. El presbítero Gallego Fábrega
escribió: « Uno de sus asesinos confesó que había matado a un santo. Según él,
murió de rodillas perdonando, como Cristo a sus verdugos. »
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