domingo, 5 de marzo de 2017

MARTIRES DE ALMERIA (62). SIERVO DE DIOS DON AQUILINO RIVERA TAMARGO


Cinco días después de su nacimiento fue bautizado en la Iglesia Parroquial de la Encarnación de su pueblo, en tierras de Jaén. El canónigo Sánchez Cuevas escribió de su infancia: « Familia de hondas raíces cristianas como tantas otras de nuestros pueblos en aquellos años, le educaron en la fe que se vivía en la familia y flotaba en el ambiente y, para fortalecerle en ella, le llevaron a recibir el sacramento de la Confirmación en su misma Parroquia natal con sus cinco años cumplidos. »
Trasladada la familia a Pozo Alcón, ingresó en 1919 en el Seminario de san Idelfonso de Toledo. Allí estudió con brillantez y admiración de sus superiores, compaginando su vida seminarística con el servicio militar que cumplió en Radio Telegrafía y Automovilismo de Madrid. El quince de abril de 1933, sábado santo, fue ordenado presbítero en la ciudad de Toledo.
Al mes de su ordenación fue nombrado Coadjutor de la Parroquia de santa María de Huéscar y Coadjutor de san Clemente de Guardal. El cuatro de agosto de 1936, al no poder resistir Huéscar el bombardeo republicano, entraron los milicianos y comenzó la Persecución Religiosa. El cuatro de agosto de 1936, a sus veintinueve años, fue detenido junto con el Párroco y encarcelado en Baza.

El presbítero Gallego Fábrega escribió: « El veinte de agosto en la cárcel de Guadix fue colocado entre los que habían de ser asesinados aquella noche, y con gran entereza sacerdotal les alentó y confesó, cayendo luego en un estado de postración y abatimiento, debido al esfuerzo nervioso desarrollado. De aquí fue conducido a la prisión de Almería, el veinticuatro de agosto y un mes después en la noche del veintitrés de septiembre, luego de haber confesado a cuantos con él se hallaban, fue asesinado en las tapias del cementerio de Almería. Su actitud ante la persecución y el martirio fue de aceptación generosa y agradecida de la voluntad del Señor que le había elegido. »

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