FUENTE
DIÓCESIS DE ALMERÍA

Iniciada la Persecución Religiosa, fue detenido
junto a su hermano el Siervo de Dios don José y su hermanito Mario. Maniatada,
iba dando ánimos a sus apenados padres. Su hermana doña Julia refiere así lo
acontecido: «Su pasión y martirio fue rápida. Lo llevaron a las Adoratrices.
Allí se metían mucho con él y lo amenazaban y provocaban constantemente. Un día
mientras él bebía agua sosteniendo en lo alto un botijo, le dispararon un tiro
en el cuello. Tenía dieciocho años. Después sacaron en hombros por la calle y
vitorearon al joven que le había disparado.»
Obligaron a su hermano don Mario, de catorce años, a
reconocer y dar sepultura al cadáver. Con palos e insultos respondieron a su
acción de trazar una cruz sobre el difunto. Ese mismo hermano recibió, casi dos
décadas después, la inesperada visita del verdugo del Siervo de Dios para
pedirle perdón. La familia jamás denunció a los que martirizaron al Siervo de
Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario