miércoles, 8 de marzo de 2017

MARTIRES DE ALMERIA (79). SIERVO DE DIOS DON ALFREDO ALMUNIA LÓPEZ - TERUEL


Don José Avelino, su padre, se dedicaba a la pintura y a la escultura; por lo que residió junto a su esposa doña Antonia en varios lugares donde plasmó su arte. El nacimiento y bautismo del siervo de Dios, segundo de siete hermanos, ocurrió en Mojácar. A sus dieciocho años, el diecinueve de mayo de 1877, recibió la Confirmación en Tíjola de manos del gran Obispo Orberá y Carrión. Poco después marchó al Seminario y, en 1884, fue ordenado presbítero.
Coadjutor de Lubrín desde 1885, cinco años después fue enviado a la coadjutoría de Vera. A la ciudad veratense dedicó gran parte de su vida ministerial, treinta y nueve años de los cincuenta y dos que duró su sacerdocio. Desde allí participó en la gran peregrinación nacional a Roma y se ocupó de las capellanías del cementerio y de la cárcel. Buen colaborador de las Hijas de la Caridad, se ofreció para impartir a sus párvulos clases de pintura y decoración. También se echó a las calles para pedir limosna y sufragar sus obras caritativas.
Coadjutor de Cuevas del Almanzora desde 1928 a 1935, ese mismo año regresó a Vera como Párroco. La entonces niña doña Juana Soler recuerda: «Era un señor alto, bien parecido y querido por el pueblo. Era un pedazo de pan, querido por todos; el que se acercaba a pedirle ayuda, la encontraba siempre. Recuerdo que nos decía siempre: “Sed buenos que el Niño Jesús va siempre con vosotros”.»
Al inicio de la Persecución Religiosa, se negó a abandonar a sus feligreses. Detenido el siete de septiembre de 1936, sufrió prisión en el convento hasta que su hermana entregó quinientas pesetas a los milicianos. Con todo, sufrió más detenciones y prisiones que quebraron su cuerpo de setenta y seis años.

Finalmente, fue martirizado en el paraje del Ballabona junto al siervo de Dios don José Gómez de Haro. Su sobrina, doña Emiliana Soriano, cuenta que: « Entraron en su dormitorio, donde mi tío guardaba cama por enfermedad, le golpearon y rompieron sobre su espalda el Crucifijo que tenía. Como no se podía mover, lo arrojaron al camión por el mismo balcón. Lo llevaron cerca de Antas y le pegaron dos tiros, dejándolo tirado en la carretera. La hermana del siervo de Dios que le acompañaba en el momento del apresamiento enfermó y perdió la cabeza. »

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