jueves, 2 de marzo de 2017

MARTIRES DE ALMERIA (46). SIERVO DE DIOS DON ANDRÉS INIESTA EGEA.


Recibió las aguas bautismales el mismo día de su nacimiento en la Iglesia Parroquial de san Ramón Nonato de su pueblo. Educado con fervor por su familia, a los diez años marchó al Seminario de san Fulgencio de Murcia en 1887. Trasladado al Seminario de Almería, fue ordenado presbítero el seis de junio de 1903 y celebró su primera Misa dieciocho días después.
Nombrado Coadjutor de Purchena, dos años después pasó a la coadjutoría de Turre. En 1907 fue Coadjutor de Serón y, tras opositar, tomó posesión de la Parroquia de san Sebastián del Marchal de Lubrín en 1912. En 1919, después de ocuparse de Torrentes durante unos meses, fue nombrado Párroco de Fuencaliente. Párroco de Somontín en 1929, en 1935 regresó a la Parroquia de Fuencaliente.
Presbítero muy piadoso y enamorado de la Madre de Dios, nunca acopió bienes materiales: « Lo que tengo es para los pobres. » Cuando solían advertirle que se mostrara más prudente ante los laicistas, solía responder: « Es usted un cobarde; no tendría yo tal dicha de morir mártir. »
Como recuerda doña Dolores Membrive, al estallar la Persecución Religiosa, el siervo de Dios: « No consistió quitarse la sotana ni renunció a salir a la calle, continuó realizando sus visitas a los enfermos y ancianos y celebrando la Misa cada día. Los mismos revolucionarios del pueblo lo respetaban y le decían que no temiera nada de ellos, que era buena persona y que no le harían daño. »

Asustados, sus familiares se lo llevaron el veintisiete de julio de 1936 a Zurgena. Antes de llegar, se detuvo para confesarse en Alcóntar y dijo: « Una vida tengo y ésta la quiero para Dios. Si en esta persecución Dios me llama a su seno, bendito sea. » Junto a cuatro presbíteros de su pueblo recibió el martirio a los cincuenta y nueve años de edad.

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