Nacido en esta aldea de Válor, desde la recepción del Bautismo
fue siempre piadoso y pronto experimentó la vocación sacerdotal. Su familia,
aunque modesta, lo envío al Seminario de Gracia de la ciudad de Granada y
recibió el presbiterado en 1904.
Párroco
del pueblecito alpujarreño de Yátor, el diecinueve de septiembre de 1924
realizó una permuta con el presbítero don Luis Espinosa y tomó posesión de la
Parroquia de san Cayetano de Sorvilán. Muy querido por sus humildes feligreses,
éstos lo obsequiaban con frutos del campo para ayudarle en su maltrecha
economía. Cuando arreció la ofensiva laicista, los valientes jóvenes del pueblo
protegieron su domicilio para defenderlo de cualquier ataque.
Mayor
clima de violencia encontró cuando fue enviado a la Parroquia de Albondón. Las
autoridades municipales, con gran grosería, ni siquiera le permitieron
descargar su equipaje del vehículo. No le quedó otro remedio que volverse a
Granada, más no quiso dejar sola a su hermana y marchó a Válor.
Tras
ser detenido sufrió una espantosa prisión que le hizo enfermar. Aunque le
permitieron regresar unas horas con su hermana, ese mismo día fue arrastrado a
la prisión de Berja. Finalmente, a sus sesenta y nueve años, fue martirizado en
el cementerio virgitano junto a tres presbíteros.
Monseñor
Matarín escribió: «Fue venerable presbítero y honra de la Iglesia de Granada.
Con sencillez y fervor se entregó a Jesucristo y esta entrega total le llevó a
confesarlo hasta la muerte.»
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